jueves, 19 de febrero de 2009
Diálogos filosóficos con Martín (Comandante, pa' qué no se apura, ya nos chingamos el Matusalem)
22:30 De las mujeres
Martin (M): Güey, en el periódico leí que se hizo una encuesta y que se descubrió que las mujeres son más violentas que los hombres.
Yo (Y): Yo no necesito una encuesta, volteas y ves ya, obvio que lo son.
M: Cabrón. Pero además, es una violencia con una infraestructura premeditada, lo que lo hace más cabrón. O sea, un cabrón madrea a una vieja, y es el cabrón solo, madreando a la vieja. Una vieja madrea a un cabrón, y a su lado lo madrean sus hermanas, su mamá, derechos humanos, Carmen Aristegui... es como si te pegara una vieja y te pegaran un chingo de viejas. Está cabron.
Y: Pero es más complicado, porque no te golpea así de golpearte-golpearte. Son más bien así, como oblicuas. Como no frontales. Como guerrilleras. Como el Che. ¿Viste la película del Che?
M: Yo no veo pendejadas sudacas.
Y: No es sudaca, es del gringo, ¿Sodenbergh?
M: Pero sale Benicio del Toro, que es sudaca.
Y: No mames, es español.
M: Bueno, pero sale un Bichir, que es coyoacanense y eso es peor. Yo no veo películas coyoacanenses. Me da urticaria.
24: 12 De las flautas del Güero
Y: ...y le dije a la chica que me agobiaba el ingenio de los creativos, que mi pensamiento es lento, que no cacho el discurso a la primera, que necesito reposar la idea para responder...
M: La cagas, los creativos no tienen discurso ni ideas.
Y: Es que atrás de tanta mamada debe haber algo...
M: Ésta es la mamada que hay: eres un creativo, te despiertas y dices: hoy va a tener onda comer en las flautas del Güero, ¿por qué?
Y:...
M: Pues porque son las flautas del Güero. Entonces vas y le hablas a los cinco gatos que trabajan contigo en la agencia y les dices: no mames güey, las flautas del Güero son la onda. Y todos dicen: neta, a güevo, las flautas del Güero. Y a la hora de la comida se van a las flautas del Güero.
Y: Ajá, ¿y?
M: Pus ya, que tienen onda las flautas del Güero.
Y:...
M: El pedo es saber cuándo dejan de tener onda las flautas del Güero.
Y: ¿Cuándo dejan de tener onda las flautas del Güero?
M: Pos un día te despiertas y dices: qué mamada las flautas del Güero. Entonces vas con los cinco gatos y les dices: son una mamada las flautas del Güero. Y ya: dejan de tener onda las flautas del Güero.
Y:...
M: Imagínate lo mismo en una junta de creatividá.
01: 15 De salinato y futbol
Y: Entonces checa la estrategia: de delantera los niños Harvard brillantitos y muy cabrones: Aspe, Colosio y Camacho Solís. De medios, a los babosos pero funcionales de Zedillo y Gurría. Pero la defensa estaba recabrona: el terrorista Gutiérrez Barrios en Gobernación, el fraudulento Hank González quesque en Turismo, el se-cayó-el-sistema de Barlett en Educación. No mames, enfréntate a ese pedo.
M: No lo había pensado así, está muy cabrón.
Y: La delantera la mandas al TLC, los medios administran la jugada, y la defensa, ¿a poco te vas a meter con esa defensa a los putazos?
M: ¿Y por qué no le aprende Eriksson? ¿Por qué nadie se da cuenta que era un genio Salinas?
Y: Las televisoras. Imagínate el desmadre si hacen director técnico a Salinas.
M: Bueno, pero después, ¿por qué fracasó?
Y: Aspe, Colosio y Camacho. Como si tuvieras a Maradona, Pelé y Ronaldinho en el mismo equipo.
M: Y con los zapatistas de hooligans. Neta que sí está cabrón.
01: 37 De las mujeres (II)
M: Y después de tanta mamada me manda el mensaje el 14 de febrero: "inicia la tregua, quiero verte", ¿qué haces?
Y: La mandas a la chingada, qué más.
M: El pedo es que yo tenía ganas de coger. Entonces le compré flores y pues qué onda, le mando el mensaje de qué onda.
Y: ¿Flores tú? No mames.
M: Y me contesta: "estoy en una fiesta con mis amigos, ¿vienes?"
Y: ¿Fuiste?
M: No mames.
Y: Ah, bien. ¿Y luego?
M: Me quedé despierto hasta las tres de la mañana, a ver cuándo se desocupaba de los amigos. Y me manda el mensaje: "Ya no estoy con mis amigos".
Y: No jodas, ¿qué hiciste?
M: Ya iba por Tlalpan cuando manda otra mensaje: "Terminó la tregua. Olvídame. Sé feliz"
Y: ¡No mames! ¡Así son todas! ¡Todas!
M: Me di cuenta que caí redondo en la trampa. Pinches viejas. Hoyo total.
02: 30 De los extranjeros
Y: es que date cuenta: las ciudades que sirven, onda Nueva York, onda Buenos Aires, tienen inmigrantes. En vez de mandarlos a la chingada, aceptan inmigrantes.
M: Cabrón. Si yo fuera jefe de gobierno del DF, obligaría por ley a que todas las familias hospedaran a un extranjero, para que les abran la cabeza a tantos pendejos.
Y: A güevo.
M: Que aprendan que hay mejores desayunos que los huevos con jamón, que la Familia Peluche es una cagada, que está de güevos cenar con vino...
Y: A güevo.
M: Y pues básicamente que eduquen. Así sería la campaña: "Extranjeros educan chilangos". Nomás así.
Y: Tener en tu casa un argentino, o un español, o un francés.
M: Nel, una argentina, una española, una francesa.
Y: Claro, claro, argentina, española, francesa... ¡rumanas!
M: Cabrón, eslovacas y rumanas.
Y: Gringas no.
M: Claro que no, güeva.
Y: Y los que puedan pagar algo más sofisticado, suecas, islandesas, rusas.
M: Y producto regional: colombianas, venezolanas...
Y: Japonesas.
M: Nel, japonesas nel. Los japoneses tienen pedos. Ahí sí me da un chingo de miedo.
03:05 De las mujeres (III)
Y: Es la estrategia: no las pelan, te buscan. Las pelas, no te buscan,
M: Exacto. Porque no buscan nada. Nomás embromarte y atención.
Y: Exacto. Pero las atiendes y ya, no te necesitan.
M: Exacto. Se van a agriarle la vida a alguien más.
Y: Exacto. Está culero pero es cierto.
M: Exacto. Aunque digan que soy misógino cabrón.
Y: La misoginia no existe. Existe la experiencia.
M: Quien no es misógino no ha amado.
Y: Eso es chido. Voy a subirlo al blog.
M: No mames, si lo subes no digas que lo dije yo, o ya no me va a hablar ninguna vieja.
Y: ¿A poco tus viejas leen mi blog?
M: Lo leían, ya está bien pinche aburrido.
Y: Ya sé.
M: En el hoyo.
Y: Hoyo total.
03:40 De bondad y maldad
Y: Partamos de esto: el ser humano es malo. Su naturaleza es mala.
M: A güevo.
Y: Las leyes y el gobierno y esa mierda es para controlar su maldad.
M: A güevo.
Y: Sin embargo, sabemos que existe el bien. Que juntas cobijas para la gente de los huracanes y cooperas para la lucha contra el cáncer.
M: A güevo.
Y: Pero, ¿qué es ese bien si el hombre es malo? Yo digo, el bien es un artificio de la inteligencia humana. Una reformulación creativa para reformular tu instinto natural de maldad.
M: Por supuesto.
Y: Por ejemplo, la vecina de al lado, si no conociera la noción de bien, no dudaría en matarme. Si oye mi música a todo volumen, obvio que su impulso natural sería matarme.
M: Sobre todo tu música, que está de la verga.
Y: Pero como aprendió el bien, me tolera, se aguanta.
M: Mucho más tu música, que está de la verga.
Y: ¿Y dónde aprendió ese bien para no matarme? En la iglesia, con su familia, en la tele.
M: Pus en la tele, nomás ahí pasan de esta música de la verga.
Y: No mames, no me estás atendiendo.
M: Sí te atiendo, que la vecina debería matarte porque tu música está de la verga.
Y: Te estoy hablando del bien y el mal.
M: Ya entendí, pero no mames. Cámbiale a tu música. Es que está de la verga.
04:10 De las mujeres (IV)
M: Pinches viejas.
Y: Sí, pinches viejas.
M: En el hoyo.
Y: De la verga.
M: Pinches viejas.
miércoles, 11 de febrero de 2009
Frente a frente: la carta a Santa Claus de Jon Avnet
Quién sabe por qué llegó a mi buzón el siguiente correo. Lo he traducido y como mi inglés no es muy bueno, me temo no ser exacto en los términos, espero sepan disculpar. Copy-paste:
Querido Santa Claus:
Como bien sabes, últimamente me he portado de lo más bien. Dirigí la película 88 minutos, que aunque me quedó medio chafita, gracias a ella pudieron comer peluqueras, maquillistas, jalacables, las niñas de relachonchips pudieron comprar sus laxantes y así hice feliz a mucha gente. Por eso creo que merezco un regalo y quiero que sea éste:
Quiero a Robert DeNiro y Al Pacino para mi siguiente película. Ya sé que ya salieron juntos en Heat (donde por poco Val Kilmer les roba el cuadro),y que parte de la habilidad de Michael Mann fue reunir a los dos actores en solamente una escena de aproximadamente seis minutos, que se ha vuelto antológica, en la que ambos hablan de las éticas del policía y el ladrón.
Intuyo que a la historia del cine le hubiera resultado electrizante un único encuentro así de definitivo y sutil, pero ya sabes, esto es bisness y no se vale conformarse con la gloria: hay que exprimirla hasta hacerla nauseabunda y decadente, y eso es lo que quiero hacer.
La verdad, mi churrito (se llamará Righteous Kill pero no faltará algún iluminado que lo traduzca con la obviedad de Frente a frente) no pasará de ser un ejercicio modesto del culto a las personalidades. Aunque el guión querría ser contundente vía la elipsis, más bien creará confusiones y cierto suspenso pitero, que nunca termina de ser interesante. Habrá momentos de lucimiento en solitario y en pareja, pero como me gusta eso de la decadencia y la naturalidad (¿verdá que son lo mismo, mi querido rojo panzón?), los divos aparecerán viejos y despeinados, como deslucidos a güevo, para favorecerlos con apantallantes close ups de rostros ajados y significativos.
Precisamente para destacarlos en esta hiperexpresióngranactoral, es que mi historia combina profundidad sicológica del estilo setentero (los ejemplos son las glorias de DeNiro y Pacino: Caracortada, Taxi Driver, Serpico, Toro salvaje) con algo del cinismo postarantino y más tirándole a Guy Ritchie, aunque en su conjunto en realidad parezcan chistes sebos de La ley y el orden (tengo uno buenísimo que habla de las pastillas de Supercan).
Quizá otro director, con este material, lograría una bomba, pero como yo soy humilde, apenas aspiro a una linda colección de caritas conflictuadas y un tono serio socarrón que convertirán a DeNiro y Pacino en malas imitaciones de Bud Spencer y Terence Hill. Y lo más original de todo: ¡sin que sea una comedia explícita! ¡Porque te juro, mi querido barbón polonorteño, que quiero hacer un suspenso serio y efectivo! Obviamente por eso no te contaré el final de quién es el bueno y quién es el malo (aunque no te preocupes, seguro lo descubres en el minuto 10 y ya te quito de ese conflicto).
Ojalá me concedas este regalo, no estoy seguro que llene las salas (quizá sí, por la leyenda menoscabada de los dos actores), pero será un producto rentable que de paso asegurará la temprana vejez de Al y Robert.
Si me ayudas, para el próximo año tengo otras propuestas supercalifragilísticasespiralidosas: Meryl Streep y Glenn Close masacrando hombres infieles que no visten a la moda; Robert Redford y Dustin Hoffman ayudándole a ponerse las medias a inglesas que vivan en África; Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger pateando indocumentados veteranos de la guerra de Vietnam, Diego Luna y Gael García intepretando a dos retrasados mentales con suerte forrestgumpenesca (ah, no, esa peli ya la hicieron). Y más y más proyectos, que te contaré cuando termine -si me concedes el regalo- de filmar este bodrio.
Espero con ansias. Salúdame a Rudolph, dile que soy su fans.Jon Avnet
martes, 3 de febrero de 2009
El curioso caso de Benjamin Button. El cuento original de Scott Fitzgerald
Gracias a las habilidades interneteras de Generique pude subir el cuento original de Scott Fitzgerald, "El curioso caso de Benjamin Button". El texto viene de Cuentos completos, en su edición de Alfaguara, traducción de Justo Navarro.
En algún post anterior dije: "La anécdota ya es de todos conocida: Benjamin Button nace anciano, y al revés de las formas normales del crecimiento humano, conforme pasa su vida se va haciendo más joven, hasta que sus días crepusculares los vive como niño. La original premisa le sirve a Scott Fitzgerald para describir las relaciones de este insólito personaje con la sociedad norteamericana de principios de siglo (sobre todo con su padre, su esposa y su hijo) en una versión del mundo del revés que tanto se usó en las caricaturas de finales del siglo XIX con propósitos de sátira social. En el 'Benjamin Button' de Fitzgerald poco hay de subjetividad o psicologismo: el personaje vuelca su personalidad insólita hacia lo externo mundano y el autor se divierte al proponer los estropicios que puede causar este 'crecimiento en reversa' en una comunidad norteamericana exageradamente reglamentada en las convenciones y los protocolos de vida. El cuento original es despiadado y sarcástico, no hay clemencia ni para Benjamin ni para sus compañeros de ruta y la soledad termina experimentándose como una condición obligada por el contexto social, que no por la condición insólita del personaje principal."
Tons ahí lo leen y me dicen si están de acuerdo conmigo o si merezco jitomatazos (de preferencia ya en puré para que me sirvan para una boloñesa) o qué onda. Buena lectura (y hartas gracias por la ayuda, Generique).
PD: Sí, sí, yo también ya me harté de los curiosos casos de y curiosos casos de (ni que estuviera tan buena pinche película fea). Prometo solemnemente que el siguiente post de cine hablará de la guerra de novias de chiquititita Anne Hathaway y ultraequis Kate Hudson, aunque sea para cambiar el giro. Y ya me voy a dormir
lunes, 2 de febrero de 2009
Solidaridad mexicana
¿Ya les tocó la interrupción en la tele de los juegos de futbol, del Superbowl o de cualquier otro programa de su interés, para obligarnos a ver en combo un trío de comerciales de partidos políticos promoviendo a sus candidatos a legisladores? Y lo sorprendente es que esta macroestupidez ha conseguido lo que no se había logrado en cerca de tres años de polarización política: que todos los mexicanos, adeptos a López Obrador o a Calderón, nostálgicos del PRI o vanguardistas de los partiditos, nos unamos sin la menor duda a cambiar de canal, durante los mismos tres minutos que dura la intromisión. En consecuencia, en muchos se está reafirmando la decisión de no votar por absolutamente nadie en los siguientes comicios. Lo maquiavélico del plan es que entonces las legislaturas se decidirán por votos duros, porque la gente sin intereses o pasiones políticas específicas mostraremos nuestro repudio a la clase política con una vigorosa abstención. ¿Así es el plan, no? ¿Y cómo beneficiará a los partidotes y a los partiditos? ¿Cómo se repartirán los cotos de poder gracias a esa flaca caballada de votos que lograrán, por todos los que estamos irritados por sus ostentaciones de prepotencias?
Me recordó alguna de las campañas contra el abstencionismo de las elecciones pasadas, que tenía un lema infame por lo bienintencionado: "Si no votas, cállate". Y me recuerdo que mi amiga Rosa y cuatro que cinco amigos suyos más, se inventaron unas playeritas con las que asistieron a un concierto de rock auspiciado por ese lema. Sus playeras decían: "No voto y no me callo". La cuestión sería: ¿cómo se participa políticamente sin participar partidistamente? ¿Cómo hacer el juego cívico/político sin hacerles el juego partidista?
Una medida inútil pero espontánea está siendo cambiarle de canal a la tele cuando aparecen estos comerciales (¿hay forma de medir cómo baja el raiting durante esos tres minutos, un indicador que muestre lo que está ocurriendo en cada casa cuando ocurre esto?). Lo interesante sería saber si se puede capitalizar ese repudio en otras formas de organización que no tengan que ver con el "ingenio" de los partidos y el IFE. Lo preocupante sería que esas formas de organización en realidad se conviertan en tribus anárquicas. Si para algo servían los partidos, era para contener, dar cauce, representar los intereses de los distintos sectores del país. Pero ahora, que de representación genuina no tienen nada y que se han convertido en los enemigos a vencer, ¿quiénes ocuparan sus sitios?
Esto es menos realista y más cabalístico, pero también me preocupa que viene el 2010, y el simbolismo de los años 10 en la historia mexicana es fuerte, y hasta parece que los gobernantes y los partidos están abonando con entusiasmo para que en el siguiente año patrio sí pasen cosas. La ley antitabaco, el toque de queda alcohólico, las sutiles promociones de imagen (pienso en Ebrard y Peña Nieto), todo eso nos está irritando. ¿Nos quieren irritar? ¿Para qué? ¿Para los festejos del 2010? Ya sé que esto suena fumado por lo simbólico, pero los símbolos también son importantes.
Por lo pronto, los partidos y el IFE lograron lo imposible: la unión, la solidaridad del país, hasta antes atomizada: todos prestos a cambiar el canal de la tele. ¿A qué otras formas de solidaridad nos van a obligar?
Me recordó alguna de las campañas contra el abstencionismo de las elecciones pasadas, que tenía un lema infame por lo bienintencionado: "Si no votas, cállate". Y me recuerdo que mi amiga Rosa y cuatro que cinco amigos suyos más, se inventaron unas playeritas con las que asistieron a un concierto de rock auspiciado por ese lema. Sus playeras decían: "No voto y no me callo". La cuestión sería: ¿cómo se participa políticamente sin participar partidistamente? ¿Cómo hacer el juego cívico/político sin hacerles el juego partidista?
Una medida inútil pero espontánea está siendo cambiarle de canal a la tele cuando aparecen estos comerciales (¿hay forma de medir cómo baja el raiting durante esos tres minutos, un indicador que muestre lo que está ocurriendo en cada casa cuando ocurre esto?). Lo interesante sería saber si se puede capitalizar ese repudio en otras formas de organización que no tengan que ver con el "ingenio" de los partidos y el IFE. Lo preocupante sería que esas formas de organización en realidad se conviertan en tribus anárquicas. Si para algo servían los partidos, era para contener, dar cauce, representar los intereses de los distintos sectores del país. Pero ahora, que de representación genuina no tienen nada y que se han convertido en los enemigos a vencer, ¿quiénes ocuparan sus sitios?
Esto es menos realista y más cabalístico, pero también me preocupa que viene el 2010, y el simbolismo de los años 10 en la historia mexicana es fuerte, y hasta parece que los gobernantes y los partidos están abonando con entusiasmo para que en el siguiente año patrio sí pasen cosas. La ley antitabaco, el toque de queda alcohólico, las sutiles promociones de imagen (pienso en Ebrard y Peña Nieto), todo eso nos está irritando. ¿Nos quieren irritar? ¿Para qué? ¿Para los festejos del 2010? Ya sé que esto suena fumado por lo simbólico, pero los símbolos también son importantes.
Por lo pronto, los partidos y el IFE lograron lo imposible: la unión, la solidaridad del país, hasta antes atomizada: todos prestos a cambiar el canal de la tele. ¿A qué otras formas de solidaridad nos van a obligar?
miércoles, 28 de enero de 2009
El curioso caso de David Fincher
Los buenos poetas nacen viejos y mueren jóvenes. Quien lo dude, que corra por una antología de Neruda o Paz y se dará cuenta que sus versos de juventud son pagos de factura con las escuelas anteriores inmediatas (el modernismo alambicado en el caso del primero; el cosmopolitismo simbolista que le llegó, vía Contemporáneos, al segundo), y que el hallazgo de sus voces los obligó a una reelaboración/depuración/simplificación de lo que aprendieron de adolescentes con gran solemnidad.
No sé si sea el mismo caso de los cineastas. Hace unos meses pensaba que las primeras películas de un director debían ser aproximaciones, de baja producción o de intenciones fallidas, a los trabajos importantes de su madurez creativa. Un amigo me hizo ver que muchos de los grandes cineastas solían arrancar su carrera con alguna propuesta fuerte, y que esto se debía a la otra vocación del cine, la de atracción de feria, que obligaba al creador a buscar desde el inicio el impacto demoledor, el argumento/planteamiento estético/ paradigma, que removiera "lo anterior a él". Contra la serenidad que piden otras artes, el cine es una nerviosa antena parabólica que aprehende el pulso de su tiempo y lo traduce en una fábula que responde a las inquietudes de los espectadores. El director oficioso o convencional lograría comunicar lo obvio aunque no necesariamente trillado; el gran director se adelantaría a su actualidad y propondría lo que ocurrirá (de ahí la crispación del cineasta por mostrar a la Nueva Diva, o formular el Plano Secuencia del Futuro, o acuñar La Frase de los próximos cotilleos cafeteros, o reinventar El Héroe, La Persecución, etc.)
A David Fincher le ha tocado ser alguno de los visionarios más socorridos de las últimas dos décadas. Solamente el poderoso panfleto (que algunos han asumido como ideología) de El club de la pelea le daría este honor, pero quien quisiera revisar más películas suyas encontraría material persuasivo en Alien 3, Seven o Zodiaco. Su influencia es tal que basta su nombre para garantizar un delirio nihilista en cada película; ya se trata de un sello de autor del que pocos directores se podrían ufanar. Pero aquí viene el bordado fino: a pesar de su supuesto riesgo ideológico, Fincher no cumplió con los ritos de iniciación que pedirían periodos independientes de bajo presupuesto; siempre ha sido parte del cine industrial y, lo insólito, desde él ha podido articular constantes/poéticas/rasgos de identidad importantes.
Sin embargo, el pago de facturas a su contexto es inevitable, y en El curioso caso de Benjamin Button salda el costo de combinar el mercado con la audacia, el impulso mercadotécnico con la formalidad de estilo, el bombardeo mediático con un punto de vista genuino, propio y original.
***
Basado en un cuento de Scott Fitzgerald, empanizado con el ideario forrestgumpesco del guionista Eric Roth, El curioso caso... quiere mantener los tonos lúgubres de las películas fincherianas, pero no puede evitar caer en el melodrama ramplón hollywoodense, obligado para que Fincher logre la cada vez más dudosa gloria del muñequito dorado.La anécdota ya es de todos conocida: Benjamin Button nace anciano, y al revés de las formas normales del crecimiento humano, conforme pasa su vida se va haciendo más joven, hasta que sus días crepusculares los vive como niño. La original premisa le sirve a Scott Fitzgerald para describir las relaciones de este insólito personaje con la sociedad norteamericana de principios de siglo (sobre todo con su padre, su esposa y su hijo) en una versión del mundo del revés que tanto se usó en las caricaturas de finales del siglo XIX con propósitos de sátira social. En el "Benjamin Button" de Fitzgerald poco hay de subjetividad o psicologismo: el personaje vuelca su personalidad insólita hacia lo externo mundano y el autor se divierte al proponer los estropicios que puede causar este "crecimiento en reversa" en una comunidad norteamericana exageradamente reglamentada en las convenciones y los protocolos de vida. El cuento original es despiadado y sarcástico, no hay clemencia ni para Benjamin ni para sus compañeros de ruta y la soledad termina experimentándose como una condición obligada por el contexto social, que no por la condición insólita del personaje principal.
Cuando Fincher intenta trasladar este juego del revés de Fitzgerald al cine y a la actualidad, su primer error es dejar el guión en manos de Roth, quien fácilmente decide hacer de Benjamin Button la versión sombría de Forrest Gump. Ya se han encargado en otros espacios de evidenciar las coincidencias, que a veces juegan a constantes y a veces a plagios; si es cierto que son el mismo argumento, valdría más la pena reconocer sus diferencias: Forrest Gump es la gran épica al chiripazo del idiota norteamericano, su encanto nace de aceptar el contrato cínico de Zemeckis: Estados Unidos es un país de tal generosidad (por llamarle de alguna manera a la estupidez), que cualquier retrasado mental promedio podría hacerse camino y participar de los grandes momentos de la historia norteamericana. El encanto -la eficiencia- de Forrest Gump se encuentra en esta constante sorpresa del burro que tocó la flauta; la innecesaria "filosofía de vida" que se desprende de este juego humorístico es la que volvió chocante una película que había logrado ser eficiente (y lo peor: asumir esa "filosofía de vida" como neta y conveniente, es lo que acaso generó la estupidez crónica gringa que les permitió tener un Forrest Gump Senior en la presidencia durante ocho años, aunque esa es una historia que rebasa esta bonita composición escolar).
Quien sabe si se pensó que Benjamin Button era un idiota de semejante estirpe, para hacerle repetir la dosis de paseo-por-la-historia-gringa, y sin embargo los giros de tuerca argumentales aquí no son sorpresivos o inspirados, sino predecibles y pretenciosos. El maravilloso personaje potencial que es Benjamin Button se desperdicia, al situarlo en una condición de testigo secundario de la historia, a lo que se une cierta actitud de inseguridad, que lo hace equivalente a Forrest, pero sin su chispa involuntaria. Más aún, cuando se hubiera pedido una extraña amalgama de ingenuidad/sabiduría, candidez/desencanto inteligente, se prefiere hacer de Benjamin Button un inadaptado poco audaz, que como su primo idiota, se limita a ser testigo de su época sin intervenir en ella.
Pero lo más torpe de El curioso caso de Benjamin Button también es lo más celebrado por la audiencia: una historia de amor que se sublima en la romantiquería suspiradora y que, aunque logra ser resuelta con decoro por Brad Pitt y Cate Blanchett, no consigue crecer desde el guión. Los amantes transitan por distintos periodos de su vida, enfrentan con preocupación sus destinos desincronizados, pero donde se pide heroísmo amoroso la historia decrece hasta parecer un comercial de seguro de vida sin gloria ni fascinación.
Y es que si la primera parte de Benjamin Button tiene su chiste por los efectos especiales y la ambientación de tonos pardos y objetos vetustos, la segunda parte (la adultez y la juventud de Button) se va convirtiendo en un estudio fotográfico-fílmico de la belleza de Brad Pitt y vulgariza la premisa hasta convertirla en dilema casero estilo "Lo que callamos las mujeres". El original personaje se disuelve en un ciudadano común sin el menor atributo, con la única preocupación sensiblera de conseguirle un padre de a de veras a su hija. Cuando lo hace, viaja sin sentido por el mundo, con un tono de comercial de Benetton que no explota el supuesto bagaje de vida que debería tener este joven/anciano viejo/adolescente que pudo haber sido Benjamin Button. ¿Y la sátira de Fitzgerald? ¿Y la fábula decadente con que abre la película? ¿Y las preocupaciones nihilistas que habían atormentado a los mejores personajes de David Fincher? Pero es que entonces se teme lo peor: que Fincher en realidad esté más cercano a este cine de la sensiblería, que a las enormes películas anarquistas de años atrás.
Cuando vi Hijo del hombre, pensé que la película obligaba a replantear los personajes de Alfonso Cuarón desde ésta, su obra mayor. El miedo estaría en que El curioso caso de Benjamin Button fuera la piedra de toque para redefinir el cine de Fincher; imaginar entonces que su realidad más auténtica es el melodrama complaciente, el canto al gringo promedio que a veces bravuconea (El club de la pelea), se obsesiona (Zodiaco) o se hace el místico (Alien 3), pero que su realidad más plena es la de un Forrest Button que nace lúgubre para morir alambicado e inofensivo.
Los poetas nacen viejos y mueren jóvenes. Los cineastas inician como adolescentes insolentes y la industria los domestica hacia maquiladores convencionales. ¿Será El curioso caso de Benjamin Button la entrada de Fincher a la complacencia oscura, la cursilería mohosa, el canto a la vida en imágenes tipo video de Smell like a teenager de Nirvana? El final, semejante al insufrible poema del bloqueador solar, parecería cercenar de tajo toda la filmografía de Fincher y hacerlo tan vulgar y ninguneable como el Benjamin Button de la segunda mitad.
Todo esto hace muy probable que El curioso caso de Benjamin Button sea ganador fuerte de Oscares, y genere trivias del público villamelón e inspiración para pequeños videos superacionales de youtube.
PD: Agradezco el comentario de cineto en el post anterior, donde aclara que el texto de "La vida según Quino" es en realidad un apócrifo. Pero aunque no sea de él, ¿a poco no condensa con más sencillez y fortuna las casi tres horas del insufrible bodrio de Fincher?
También: tengo el cuento original de Scott Fitzgerald. No sé subirlo en forma zippeada para que lo bajen y lean. Pero también se me hizo un exceso ponerlo todo por acá (son cerca de 30 páginas). Pero si la duda y las peticiones son muchas, el post que sigue podría ser un vulgar copy-paste del cuento para que puedan chismearlo. Ora sí que estoy al pendiente de si les interesa.
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lunes, 26 de enero de 2009
El curioso caso de Quino Button
¿Para qué tanta película oscareable con Brad Pitt en caramelo sexy-azotado cuando Quino lo hizo mejor en una hoja de papel?
Luego lo escribo en serio, nomás quería mostrar que nada nuevo hay bajo el sol.
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jueves, 22 de enero de 2009
La gripe y la escritura
Me dio la gripe. La misma que se posponía desde octubre o noviembre. Suelo darle a su retardo una explicación new age: como aquellos fueron días movidos, mi cuerpo no aceptó contaminarse por completo. Un estornudo, un acceso de tos, y de inmediato aparecía la alarma recordando lo mucho que todavía había qué hacer y entonces el síntoma se aletargaba hasta nuevo aviso. Pero entre el apoteósico fin de año y los desangelados porvenires de las chambas y el odioso frío que siempre me pone incómodo y de malas, las defensas bajaron y la gripe se dejó venir con todo. Y con la gripe vinieron cosas rarísimas. Alucinaciones. Sueños muy angustiosos donde repasé mi lista de reproches y reconciliaciones con todas mis ex. Autoflagelaciones. Protestas de todos los textos que dejé escritos a medias y eran como los clones de la comandante Rippley en Alien 4, horrendos en calidad de aborto de seis cuartillas, más balbuceantes que comunicativos, desesperados por su incapacidad de realizarse; una caterva de minusválidos con gangrena que gimen de forma horrorosa, y sin Lucerito que les llore. Y tocarlos es que se deshagan y me dejen las manos viscosas y malolientes.
Pensé también en las benditas responsabilidades. Entregar una fichita para la otra semana. Claro que sí. Una reseña en tres días. Por supuesto. La entrevista a las ocho de la mañana. De acuerdo. Acudir a tal otro evento (edecanes sonrientes e impenetrables regalando botones y gorras). Haz de cuenta que ya estoy ahí. Y uno se atomiza en quince objetivos urgentes y simultáneos, y neta sí tiene su emoción pelear contra los deadlines, pero también desgasta, y después queda uno exprimido y con la única consigna de mirar a las chicas que se untan gelatinas en los infomerciales. ¿Y los proyectos diuno? ¿Ah, qué, existían? Y basta asomarse un poco al muladar de los textos a medias para entender que cierta parte de uno está muy muy podrída (la otra está igual de podrida pero se finge eficiente por su urgencia en aceptar tareas, emprenderlas, entregar recibos, cobrar cheques, mandárselos al diabético de Cartens y a su jefe el viudo Calderón).
Hay otros proyectos que sin ser propios, uno querría volverlos propios, pero las circunstancias impiden meterse de lleno. Bah, mas en concreto. Para mal o para pior, estoy enredado con tres proyectos de programas de tele. Los tres SEGURO que se van a hacer: ya están: up up: corriendo: todo está dado: es decir: de los tres tengo serias dudas que lleguen a realizarse y no me atrevo a apostar por completo por ellos. Cada uno a su modo, los tres me interesan: de uno me gusta su ritmo y que bien escrito podría ser una buena sitcom (el lío es que los escritores aún no hemos bebido juntos como para hacernos amigos y encontrar el tono; tons, hay algo ahí que no está fluyendo); el segundo puede ser profundo, muy sobrio, pediría guiones elípticos y tensos, que significarían un gran reto; el tercero sería una bomba por lo original del argumento, combinación extraña de Watchmen, Cuéntame cómo pasó y Lost (por cierto, úrgeme un asesor financiero para platicar de él).
El tema es que con los tres proyectos se ha hablado poco de su escritura y mucho de lo que rodea a su escritura: Fechas. Dineros. Producción. Casting. Protagonismos. Jerarquías. Porcentajes. Grupo A contra Grupo B contra Grupo C. Ejercer Contrapesos. Imponerse Sobre Otros. No Dejarse Pisar. Y empieza a volverse angustiante que, antes de garrapatear la primera línea del primer guión, ya existe toda una galería de intrigas que están dejando al último lugar lo que más debería interesar de todo, los personajes, lo que hacen, la forma en que los vamos a matar. Y bueno, además acá viene la confesión horrenda (total que para eso son los blogs, y más cuando se escriben de noche, para sacar lastres miedos confesiones inquietudes): no me siento de lo más preparado para escribir guión. Lo hice hace mucho, con resultados discretos. Lo hice hace poco, pero todo se enrareció por la mucha grilla que rodeó a aquella producción. Y ahora estoy situado entre empezar a escribir-esperarme para escribir-necesito dinero para escribir-¿Cómo carajos se crea, entre tantas especulaciones, un ambiente de concentración casi hipnótica para ponerse a escribir?
En ese contexto, aparece una llamada perdida de una de mis jefas, quien seguro me propondrá hacer unas entrevistas soporíferas con cinco corbatudos egocéntricos, y como será lo más aterrizado de todo lo que está flotando, seguro le diré que sí. ¿Se entiende lo frustrante entre lo que se desea y lo que se puede hacer? ¿Cómo todo son burbujas especulativas y lo triste real es corbatitas sonriente diciendo: "Hemos desarrollado un modelo de negocios sin igual en el país (y bla y bla y bla)"?
Obviamente, la gripe y los delirios y el inicio de las Danzas de las Pretensiones me traen malencarado y con fastidio. Hace diez años hubiera escrito: es como si marcara el final y el inicio de algo y me llevara a tomar decisiones y emprender cambios. Pero nomás ya no me sale la Oda al Empeño Enjundioso; seguro que cuando termine de aliviarme, la única diferencia será que todo estará atrasado, y las tres series chisporrotearán su originalidad, osadía y genio antes de asentarse en el desesperante limbo del stand by ejecutivo. Mejor así. No, no es cierto. Ojalá alguna elevara el nivel del reto. Ora sí, a escribir, cabrón. Y que las angustias siguieran, pero al menos ya fueran de otro tipo.
Ora sí me voy por mi Theraflú.
Pensé también en las benditas responsabilidades. Entregar una fichita para la otra semana. Claro que sí. Una reseña en tres días. Por supuesto. La entrevista a las ocho de la mañana. De acuerdo. Acudir a tal otro evento (edecanes sonrientes e impenetrables regalando botones y gorras). Haz de cuenta que ya estoy ahí. Y uno se atomiza en quince objetivos urgentes y simultáneos, y neta sí tiene su emoción pelear contra los deadlines, pero también desgasta, y después queda uno exprimido y con la única consigna de mirar a las chicas que se untan gelatinas en los infomerciales. ¿Y los proyectos diuno? ¿Ah, qué, existían? Y basta asomarse un poco al muladar de los textos a medias para entender que cierta parte de uno está muy muy podrída (la otra está igual de podrida pero se finge eficiente por su urgencia en aceptar tareas, emprenderlas, entregar recibos, cobrar cheques, mandárselos al diabético de Cartens y a su jefe el viudo Calderón).
Hay otros proyectos que sin ser propios, uno querría volverlos propios, pero las circunstancias impiden meterse de lleno. Bah, mas en concreto. Para mal o para pior, estoy enredado con tres proyectos de programas de tele. Los tres SEGURO que se van a hacer: ya están: up up: corriendo: todo está dado: es decir: de los tres tengo serias dudas que lleguen a realizarse y no me atrevo a apostar por completo por ellos. Cada uno a su modo, los tres me interesan: de uno me gusta su ritmo y que bien escrito podría ser una buena sitcom (el lío es que los escritores aún no hemos bebido juntos como para hacernos amigos y encontrar el tono; tons, hay algo ahí que no está fluyendo); el segundo puede ser profundo, muy sobrio, pediría guiones elípticos y tensos, que significarían un gran reto; el tercero sería una bomba por lo original del argumento, combinación extraña de Watchmen, Cuéntame cómo pasó y Lost (por cierto, úrgeme un asesor financiero para platicar de él).
El tema es que con los tres proyectos se ha hablado poco de su escritura y mucho de lo que rodea a su escritura: Fechas. Dineros. Producción. Casting. Protagonismos. Jerarquías. Porcentajes. Grupo A contra Grupo B contra Grupo C. Ejercer Contrapesos. Imponerse Sobre Otros. No Dejarse Pisar. Y empieza a volverse angustiante que, antes de garrapatear la primera línea del primer guión, ya existe toda una galería de intrigas que están dejando al último lugar lo que más debería interesar de todo, los personajes, lo que hacen, la forma en que los vamos a matar. Y bueno, además acá viene la confesión horrenda (total que para eso son los blogs, y más cuando se escriben de noche, para sacar lastres miedos confesiones inquietudes): no me siento de lo más preparado para escribir guión. Lo hice hace mucho, con resultados discretos. Lo hice hace poco, pero todo se enrareció por la mucha grilla que rodeó a aquella producción. Y ahora estoy situado entre empezar a escribir-esperarme para escribir-necesito dinero para escribir-¿Cómo carajos se crea, entre tantas especulaciones, un ambiente de concentración casi hipnótica para ponerse a escribir?
En ese contexto, aparece una llamada perdida de una de mis jefas, quien seguro me propondrá hacer unas entrevistas soporíferas con cinco corbatudos egocéntricos, y como será lo más aterrizado de todo lo que está flotando, seguro le diré que sí. ¿Se entiende lo frustrante entre lo que se desea y lo que se puede hacer? ¿Cómo todo son burbujas especulativas y lo triste real es corbatitas sonriente diciendo: "Hemos desarrollado un modelo de negocios sin igual en el país (y bla y bla y bla)"?
Obviamente, la gripe y los delirios y el inicio de las Danzas de las Pretensiones me traen malencarado y con fastidio. Hace diez años hubiera escrito: es como si marcara el final y el inicio de algo y me llevara a tomar decisiones y emprender cambios. Pero nomás ya no me sale la Oda al Empeño Enjundioso; seguro que cuando termine de aliviarme, la única diferencia será que todo estará atrasado, y las tres series chisporrotearán su originalidad, osadía y genio antes de asentarse en el desesperante limbo del stand by ejecutivo. Mejor así. No, no es cierto. Ojalá alguna elevara el nivel del reto. Ora sí, a escribir, cabrón. Y que las angustias siguieran, pero al menos ya fueran de otro tipo.
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Ah, y por cierto, los que esperaban el post de Rudo y cursi, mil disculpas, nunca me salió redactar sobre el festival de la autocomplacencia realizado por el Club Charolastra (Diego y Gael of course, pero también Alfonso y Carlos Cuarón), que quiere inventar el star system rancherito mexicano (algo así como el Jorge Negrete y Pedrito, aunque más bien les salió Viruta y Capulina), pero que como en el reino de los ciegos el tuerto es rey, Rudo y cursi hasta parece una joya de la comedia mexicana contemporánea (y podría serlo si se piensa que su competencia es Cansada de besar sapos o Divina confusión), pero que si se piensa en su previsible futuro de película estelar de domingo en la tarde del Canal de las Estrellas, hasta el Chanfle 2 la supera con las manos en la cintura, pero que lo peor no era su limitadísima ambición, sino el mecanismo de humor elegido, la denigración del provinciano-payo-paisano, la ambigüedad kitsch que parece admirar y en realidad humilla a los que no compartimos la estetica de la cagado goei, este festival irónico de lo kitsch que detrás de su aparente desenfado carga una desagradable discriminación (y esa nos hace reírnos del video del Tatto, y del cuadro religioso 3D, y del lenguaje rarito pero cagado de Gael y Diego, que así demuestran que saben actuar requetebien). Nomás no pude escribir que justamente la estética de lo cagado es lo que da ligereza y justificación a Rudo y cursi, y que bajo semejante fórmula uno puede elevar el churrito a Joya Posmo, y si no lo hace, total que Carlitos Cuarón ya nos regañó a todos por no ser argentinos, por no tener librerías en cada esquina, por escribir "artículos bastante esquizofrénicos" que no lograban descifrar el portento de sus intenciones. En estos tiempos de dudar de todo lo que pienso, me cuesta afirmar nada de Rudo y cursi, acaso imaginarla como lo que ya es, el éxito del youtube, el chiste cagado en la cantina, la cancioncita desentonada que se oye por todos lados y que opera bajo esa engañosa fórmula de que de tan mala es buena (¿por qué estaré extrañando las obras que simplemente de tan buenas eran buenas? ¿Será el invierno, las amígdalas inflamadas, la edad?)Ora sí me voy por mi Theraflú.
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