domingo, 18 de noviembre de 2007

Familias

Salvo en los casos en que se ve con claridad que ha intervenido un maníaco homicida, la policía prefiere creer que los asesinatos los cometen las personas que conocemos y amamos, y casi siempre tienen razón: una idea que pone los pelos de punta cuando se cena con una familia numerosa. Un montón de asesinos en potencia pasándose bandejas y platos.

A de adulterio
Sue Grafton

viernes, 16 de noviembre de 2007

Los excluidos

Estoy leyendo Los excluidos, novela de Elfriede Jelinek. Los personajes son profundamente desagradables y la autora tiene el rigor de no ofrecer algún rasgo de simpatía o identificación. Hasta el estilo de Jelinek es repelente, informativo, sin el menor lirismo, ironía de noticiero que aleja al lector de los personajes. En consecuencia, no es fácil de leer, y sin embargo, el alejamiento consigue la simpatía con la historia desde otro lado, posiblemente el de una ingenuidad maliciosa que supera la aparente hostilidad.

martes, 13 de noviembre de 2007

Comedia

Siempre que me encuentro ante una vida ajena y desconocida, me asalta la misma emoción que ante el telón a punto de abrirse y dar paso a la representación de una obra de Shakespeare, y en ambos casos prefiero que se trate de una tragedia, ya que, aparte de la auténtica seriedad, sólo disfruto la gracia trágica, y a los bufones, como en El rey Lear, precisamente porque ellos son los verdaderos irreverentes, practican la farsa en gros y no respetan ningún aspecto de la vida humana. Por el contrario, los pequeños graciosos y los autores cómicos bienintencionados, que se acantonan en las historias de la familia, y que no se atreven a burlarse de los dioses mismos, como lo hiciera Aristófanes, me repugnan cordialmente, al igual que las almas débiles y sensibles que, en lugar de destruir la vida de un hombre para que la humanidad se eleve con su ejemplo, aplican sólo pequeños tormentos, y tienen al médico listo a un lado del supliciado para que les indique con precisión el grado de tortura que puede soportar, con el fin de que el pobre diablo, si bien destrozado, pueda salir de ahí con vida; como si la vida fuese el bien más preciado, y no el hombre, que por supuesto sobrepasa la vida, ya que ésta no es más que el primer acto y el inferno en la Divina Comedia, lugares por los que debe pasar antes de llegar a su ideal...

Las vigilias de Bonaventura

domingo, 11 de noviembre de 2007

Ricos y pobres

Cuando no se tiene dinero para ofrecer a los pobres, más vale callarse. Cuando se les habla de otra cosa, y no de dinero, se les engaña, se miente, casi siempre. Los ricos son fáciles de divertir con simples espejos, por ejemplo, para que en ellos se contemplen, ya que no hay nada mejor en el mundo para mirar que los ricos. Para reanimarlos, se los eleva, a los ricos, cada diez años, a un grado más de la Legión de Honor, como una teta vieja, y ya los tenemos ocupados durante otros diez años. Y listo. Mis clientes, en cambio eran unos egoístas, pobres, materialistas encerrados en sus cochinos proyectos de retiro, mediante el esputo sangrante y positivo. El resto les daba por completo igual. Hasta las estaciones les daban igual. De las estaciones sólo sentían y querían saber lo relativo a la tos y la enfermedad, que en invierno, por ejemplo, te acatarras mucho más que en verano, pero que en primavera, en cambio, escupes sangre con facilidad y que durante los calores puedes llegar a perder tres kilos por semana... A veces los oía hablarse entre ellos, cuando creían que yo no estaba, mientras esperaban su turno. Contaban sobre mi horrores sin fin y mentiras como para quedarse turulato. Criticarme así debía de animarlos, infundirles qué sé yo qué valor misterioso, que necesitaban para ser cada vez más implacables, resistentes y malvados pero bien, para durar, para resistir. Hablar mal así, maldecir, menospreciar, amenazar, les sentaba bien, era como para pensarlo. Y, sin embargo, había hecho todo lo posible, yo, para serles agradable, por todos los medios; estaba de su parte e intentaba serles útil, les daba mucho yoduro para hacerles escupir sus cochinos bacilos y todo ello sin conseguir nunca neutralizar su mala leche.


Viaje al fin de la noche
Louis-Ferdinand Céline.

martes, 6 de noviembre de 2007

Todo es un desastre

Es más fácil administrar un putero que subir un blog. En fin.