martes, 29 de mayo de 2012

Del 131 al 132


¿Cómo caracterizar a los participantes del movimiento #YoSoy132 que por fin le puso emoción a la antes desangelada campaña 2012 por la Presidencia de la República? Se me ocurre:

1) En el post anterior sugerí importante en el video de los 131 de la Ibero el deseo de afianzar su identidad. Más que el mensaje contra Peña Nieto era reivindicar su autonomía frente al cliché del niño-Ibero-RBD. Ahí no supe cómo agregar un detalle que me pareció revelador: daban su número de matrícula, mostraban su credencial, pero bien se cuidaban de dar apellidos. María José L., Alonso G., Karen M. Mi supuesto inmediato: se muestran pero se cuidan del secuestro. Y siguió el fantaseo sociológico: la gran mayoría de estos muchachos, parte de la clase media alta y alta, han desayunado, comido y cenado con las horrorosas historias del secuestro. Quizá varios de ellos han tenido una experiencia cercana. Y desde este imaginario viene la mesura y la paranoia. Al menos una década de anécdotas pavorosas, que hacen de la ciudad y el país un territorio inhóspito para ellos, de ahí el ghetto autoimpuesto de tres colonias nice con guaruras y sistemas de seguridad intimidatorios que segregan y autosegregan (y quien necesite una ilustración estremecedora busque la película La zona de Rodrigo Plá). El resto de la ciudad -del país- era para ellos un territorio fantástico, al estilo del Lejano Oriente que describe Marco Polo, con seres monstruosos-cuasi-lovecraftianos como secuestradores, nacos, resentidos sociales, pachucos, cholos y chundos, chichifos y malafachas. Para muchos de ellos, "bajar" al Centro Histórico del DF podía suponer un viaje iniciático, no exento de retos y peligros por lo desconocido. Pero ahora, la urgencia de manifestar una convicción política los hizo arriesgar matrículas y crecenciales, abirse al resto del país y mostrar sus rostros, aun contra los escrúpulos de los padres. El reto no solamente fue contra Peña Nieto y el priísmo, también contra el miedo al México amenazante, ese del que sus mayores se protegieron hace seis años al votar por Calderón y comprar la consigna siniestra de López Obrador como el "peligro para México". El video, entonces, opera como 1)  rechazo al viejo régimen, 2) ejercicio de identidad, pero además es 3) confrontación contra los padres y las generaciones previas, medrosas al México naco que capitalizó el PAN en 2006. Con su video, los 131 también recuperan una ciudad y un país.

2) Los 131 están a punto de ser 132 y esa transición los lleva a la entrevista con Carlos Loret de Mola. Se les ve verdes, no tienen el colmillo de cualquier estudiante grillero de Ciencias Políticas de la UNAM. Pero en su ingenuidad también está su encanto: se recupera un ejercicio, si se quiere naif, de college movie en el que quince amiguitos hacen planes para enfrentar al maloso que quiere destruir un bosque para construir un centro comercial. La diferencia es que aquí el reto es tan real como ambicioso. El villano fársico es Peña Nieto y su horda de prinosaurios, lo que se defiende no es un bosque, sino una nación. Y aquí la opinión del país está al pendiente de lo siguiente que harán.

3) Lecciones de real politik. El miércoles 23 de mayo se organiza el mitin #YoSoy132 con el plan cándido de intercambiar libros y pintar mantas con reclamos a Televisa y los candidatos. En eso el Pejeback Writer Paco Ignacio Taibo II les agandalla el micrófono, dispuesto a lanzar la arenga, capaz le sale tan chula como la que lanzó el pasado domingo en Tlatelolco, en un mitín de jóvenes con Andrés Manuel López Obrador. Pero los estudiantes protestan. "Apartidista, apartidista", la consigna opera como requisito para la legitimidad. Y el novelista  planta dilemas de realidad: “me parecen muy extrañas las declaraciones de neutralidad, o díganme ¿quién aquí va a votar por Peña Nieto?"
Minutos después, la convocatoria se desborda y el mitin friendly pide marcha hacia el Ángel de la Independencia. Los convocantes todavía creen que pueden manejar el tumulto: sugieren que se haga una cadena humana y se transite por la acera de Reforma. La raza de UNAM, Poli y UAM no obedecen. Si la "cadena humana" es una idea que viene de manifestaciones al estilo gringo o europeo -civilizado y todo goe- el aprendizaje de los estudiantes de las universidades públicas viene del 68 y el 86 y el no tan lejano 99-00. Ellos saben del simbolismo histórico que tiene "tomar la calle" y se desbordan a todo lo ancho de Reforma. Aquí se ha trascendido la candidez del video 131 y el reclamo democratizador adopta las formas tradicionales de los movimientos estudiantiles mexicanos. la tradición se refrenda con lo que se habla mientras se camina: hay que instaurar una asamblea universitaria, hay que redactar documentos y proclamar planes de acción unificados. Lo que los distingue de los movimientos previos: el vehículo de confluencia es internet y  las redes sociales. Y otro más: aunque es obvia la mayoría de estudiantes de universidades públicas, estos respetan el primer impulso de las universidades privadas. Reconocimiento pero también estrategia: los estudiantes de la UNAM saben que desde la extenuante huelga de 1999-2000 se deterioró su imagen política ante la opinión pública, y serán fácilmente tildados de porros, grillos, revoltosos. Y que la "novedad" de los universitarios Iberos lo dota de frescura y originalidad al reclamo que en ellos hubiera sido obvio y fácilmente censurable. Pero también, los de las públicas aportan la experiencia política de la que adolecen los universitarios de las privadas. Y al menos mientras se cumplan las fechas de las elecciones, en este momento la alianza se antoja benéfica para todos los grupos.

4) ¿De verdad es tan ingenua la banda Ibero con su activismo? Se vale ensayar otro argumento: el estilo de la política en las universidades particulares no posee las "habilidades" (pero tampoco los vicios) de las universidades públicas, pero se han fogueado en otras arenas de actividad social, que a veces parecerían risibles pero al menos tienen su virulencia como campos de entrenamiento. Los de las universidades privadas están lejos de discursos abiertamente de izquierda -los mismos estudiantes de las públicas saben rebasados conceptos tipo "lucha de clases", "dictadura del proletariado"- pero han aprendido el ejercicio ciudadano de la protesta en causas más cool, si se quiere. De pronto es la defensa y el rescate de los animales callejeros. O más beligerante, las protestas antitaurinas. Y engañados o no, Starbucks hace reflexionar sobre comercio justo. Y como además de ecológico y ciudadano es trendy, hay que treparse a una bicicleta y apropiarse desde la foto Instagram del espacio público. Y aunque sea ajeno, recolectan víveres y donaciones para el terremoto de Haití o de Chile. El que atañe íntimamente: las batallas sobre manejo libre de información en internet (¿alguien recuerda el #internetnecesario?). Temas más serios, pero también más propios de individuos que de "clases": apoyar el matrimonio y la adopción gay, manifestar adhesión o rechazo a la legalización del aborto, salvar la reserva espiritual de Wirikuta, treparse a algún reclamo ambiental que involucre manglares, bosques o animales en peligro de extinción. No son las causas clásicas y fundamentales, como conquistas laborales, justicia agraria, derecho a la vivienda, representaciones sindicales, pero implican ejercicios ciudadanos que les permite reconocerse como tales y comprender que su reclamo, aun visceral y desordenado el día que los visitó Peña Nieto, contiene una sustancia legítima y trascendente. Es la democratización de los medios electrónicos, es la protesta ante un candidato -y posible presidente- que parece más expendedor melodramático de fast food que político de verdaderas miras, es la preocupación por otro sexenio tan inútil y lamentable como el que está muriendo, es una toma de conciencia ante un estado de las cosas que redujo a los jóvenes a un nicho de mercado para venderle conciertos y gadgets. Y la revancha viene justamente desde la tecnología evasora: si este movimiento tiene empuje, justamente es gracias a las herramientas tecnológicas que supuestamente eran juguetes para la evasión.

5) Una foto:

Y en contrasentido, una colección de preguntas incisivas de Carlos Ramírez en El Financiero:
8) ¿Se atreverán los de la Ibero a criticar las posturas conservadoras de los sacerdotes jesuitas que se han alejado de la realidad social, en tanto que los dominicos son los que construyen comunidades sociales de base y denunciar al salinismo que sigue dominando la ideología educativa de la universidad? ¿Tardarán mucho los estudiantes de la Anáhuac en arremeter contra los Legionarios de Cristo -dueños de esa universidad- por las trapacerías de abuso sexual del padre Maciel? ¿Cuándo los estudiantes del Tec de Monterrey se van a rebelar contra el formato educativo de esa institución que busca formar empresarios para el sistema de distribución inicua de la riqueza? ¿Y exigirán los estudiantes de economía del ITAM cambiar la doctrina neoliberal que les enseñan como reproducción de la Universidad de Chicago de Milton Friedman y que los convierten en Chicago boys mexicanos por una economía social?
Parece temprano para imaginar hasta dónde llegarán las preguntas de los 132. Su objetivo alcanza hasta el 1° de julio; el resultado de las elecciones seguramente decidirá el rumbo del movimiento: la unidad que trascienda la coyuntura política, la atomización, la complejidad o frivolidad de las siguientes preguntas. Pero el inicio del ejercicio entusiasma, en una sociedad que se había resignado a una presidencia de telenovela, a una cobertura mediática complaciente y sin esfuerzo, a una generación joven que se creía limitada a foros de animes y grupos indie.
Probablemente fracasarán, como debe ocurrirle a todas las generaciones. Pero de ese fracaso saldrán las voces, las ideas originales, que le den frescura a la partidocracia caduca mexicana. La generación que le dará algo al país en los siguiente años no se está formando en los partidos políticos, o en los medios de comunicación tradicionales. Se están haciendo en las calles que van tomando. Y apenas van aprendiendo a crear sus discursos. Son torpes, balbuceantes, pero tienen el prodigio del riesgo, del desparpajo, de la imaginación.


Y sí, este post está dedicado. Ya sabes quién eres ;)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Un aplauso a la chica (supongo) que te regresó la esperanza y al activismo :)
También pienso que fracazarán, sobre todo porque no pelean por algo trascendente en realidad, pero enseñarán a los otros jóvenes que es posible actuar con orgullo.
Gracias por ambos 'post'.
Javier

.Lin. dijo...

Ok, Rufián.

Martin dijo...

el movimiento del CEU era un movimiento de estudiantes, el del CGH no, era un movimiento de activistas proletarios y empleados del PRD. Eran "pseudoestudiantes", asi los llamaron siempre. Y siempre fue verdad.

Tu post es amargo, el movimiento 132 no se reduce a unos cuantos iberos con credencial. Nos toca a todos los q vivimos el priismo que no es cosa del pasado es algo tan presente como los horrendos vestuarios de la gorda paredes. Ser no priista o ser 132 tiene q ver con detestar a televisa, con ver a ciro y loret de mola como chichifos peligrosos, tiene q ver con sentirse avergonzado cada q alguien pide el mariachi loco en la peda, tiene q ver con sentirse parte del mundo, con leer el país en internet, tiene q ver con sentirse timado cada q cobras un cheque como free lance y a tus 20, 30, 40, 50 o 60 darte cuenta q nunca podrás realizar tus sueños porque eso no parte del guión. .

Jorge I. Figueroa F. dijo...

Al final mencionas algo que me parece importante: su real posibilidad de no triunfar

A veces me transmiten la sensación de que si no es ahora, ya no quieren nada, si Peña gana, a veces siento que se rendirán y lloriquearán , pero no lo tomarán como una lección, me da una sensación de que para algunos la meta es el primero de Julio y no una "resistencia" prolongada, y eso, es muy triste.

Anónimo dijo...

A mi me entusiasma mucho el escenario político de mi país en estos momentos, Pareciera que no hay tanto de que entusiasmarse y las voces pesimistas de siempre dicen que nada va a cambiar, que nos hace falta mucho para que demos el salto como sociedad a un cambio verdadero.

El movimiento estudiantil #Yosoy132 ha echado a andar una serie de acontecimientos que llevaban años cocinándose a fuego lento y que sólo necesitaban que se le subiera la flama para empezar a hervir. ¡Que emoción! Que gozo ver que la sociedad reacciona, a favor o en contra, que todos platican de política en sus hogares, escuelas, trabajos, etc. Yo no había visto algo así suceder politicamente hablando y estoy en los mediados treintas.

Probablemente los resultados de estas elecciones no sean tan fantásticos como nos gustaría que fueran, probablemete si, todo es incierto porque se estamos haciendo historia.

Lo importante es que estamos dando señales de vida, nuestra generación está más despierta de lo que creíamos, estamos aprendiendo. Estamos creciendo.

Concuerdo con esta parte de tu texto:

«La generación que le dará algo al país en los siguiente años no se está formando en los partidos políticos, o en los medios de comunicación tradicionales. Se están haciendo en las calles que van tomando. Y apenas van aprendiendo a crear sus discursos.».