La que ocurre cuando se traiciona todo el molde que uno ha creado con tanta paciencia de sí mismo. La ropa, los gestos, las vestiduras del auto, lo que se ha aprendido, de manera real o chapucera, sobre los vinos, las opiniones que parecerían tan bien sopesadas sobre política, los credos de Grandes y Pequeñas Cosas que ilusamente pretenderían reafirmar la "autenticidad".
Los blogs aburren con sus declaraciones de principios:
"Me gusta la lluvia, el chocolate caliente, los cuentos de mi abuelo, pisar las hojas secas con los pies descalzos, el calorcito de mi gato cuando se acurruca en mi regazo, las sonrisas de mis sobrinas y una larga charla en un parque solitario"Los blogs aburren con sus declaraciones de principios:
"Soy egoísta, protagónico y si no te gusta me vale madres. Tengo muchas ambiciones, si tú no las tienes apártate de mi vista. Música: heavy metal, ¿hay de otra? Si no tienes nada importante qué decir ALÉJATE DE AQUÍ. Odio perder el tiempo"Los blogs aburren con sus declaraciones de principios:
"Irascible, contradictoria, caprichosa, obsesiva, controladora, manipuladora, ¿me quieres conocer?"Los blogs aburren con sus declaraciones de principios:
"El mundo es un misterio insondable que escudriño cotidianamente. Con mi guitarra, mi pequeña libreta y cinco pesos en el bolsillo, contempo fascinado lo que ocurre; desvelo enigmas en las estrellas, el amanecer me sorprende haciéndome preguntas al lado de mi perro y mi taza de café"Y por ejemplo, llegó la influenza y llegó el Festival de la Originalidad: ¿qué le dijo México a la influenza? Si no me mata la influenza me mata el aburrimiento. La estética de los tapabocas. Tengo fiebre. Tengo estornudos. Tengo sueño. Tengo cruda. ¡Sáquenme de aquí! Teorías de la conspiración. Cerdos caricaturizados. Posts sentimentales. Posts hiperinformados. Posts iracundos. Posts desparpajados. Los blogs aburren con sus declaraciones de principios: "Si la influenza me mata, quiero que mis cenizas se viertan en el Mar Caspio"; "Si enfermo de influenza, consíganme una lap para contarles mi agonía desde el tuiter"; "Si supieras que tienes influenza y te quedaran dos días de vida, ¿no correrías para besarla y decirle que la amas?"
Las coyunturas como pretexto para asentar personalidades. El chistoso irónico es más chistoso y más irónico; la nostálgica sentimental es más nostálgica y más sentimental. El mundo sólo transcurre para asentar la necedad de seguir siendo nosotros mismos. Y somos murallas, postulados, exquisiteces, ostentaciones de desenfados, los lemas de juerga son lemas de guerra, precisas perlas de sabiduría, ¿quién lanza el aforismo más propio de la ocasión?
¿Y cómo entraba aquí la vergüenza? Hay una vergüenza debidamente domesticada, la que se traduce en relato humorístico, me quedé sin gas, me quedé sin agua, no supe hacer el trámite de Hacienda, monumental borrachazo y aún así aquí estoy para contarlo. Y hay otra vergüenza, ornamental, que acompaña a la corrección política y la hermosa imagen que uno se ha hecho de sí mismo: me avergüenzan los violadores, los pederastas, los asesinos de toros, los burócratas tan ineptos, me avergüenza la opinión de quien está enfrente de mi. Me avergüenzan todos excepto yo.
Yo pienso en otra vergüenza, la que de verdad desnuda y humilla, la que lo deja a uno desprotegido de las barreras que aprendió a hacer desde los catorce o quince años, y te exhibe en toda tu miseria. Una vergüenza letal, que se encuentra justo en la zona que más querríamos esconder. Nuestro complejo de clase. De estatura. De complexión. De carácter. De habilidades sociales. O eróticas. O culturales. Obviamente pueden conjurarse con declaraciones fanfarronas -como siempre fui el más equis en la fiesta; de las tres chicas, ni una me volteó a ver; hablaban de Borges y mi cultura apenas llega a Memín Pinguín-, pero subyacente está la pregunta precisa, en el tono más hiriente y certero, que remueve la fanfarronada y la resuelve en una devastadora humillación; la vergüenza que uno tanto ha resguardado y que se abalanza salvaje sobre nuestro miedo.
Y tan aterradora es esta vergüenza, tan bien llega al punto indicado y desquebraja todas mis armaduras, me evidencia tan frágil y temeroso, que forzosamente debe ser liberadora: déjate de mamadas, de tus libros o tu cine, de tus filtreos y tus orgullos, de tu erudición tan mal apuntalada o tu hedonismo medroso y mírate bien. Mira tu angustia. Tu desolación. Lo que no has conseguido. Lo que jamás conseguirás. Lo que te conforma. A lo que debes conformarte. Enfrenta tu miseria. ¿A que se te frunce el culo? Mejor, pronto, vengan pelis, vengan novelas, vengan pedas, venga el consuelo de Paulo Cohelo, venga la recitación de trivias de comics, vengan las crónicas de viajes, las crónicas de conquistas, venga reiterada la declaración de principios: "me gusta pisar las hojas secas con los pies descalzos". Vengan los gadgets materiales y sentimentales; el cinismo jugando a ser honestidad. Sin embargo, el monstruo sigue ahí. El monstruo enjaulado. Cuando menos se espera vuelve a liberarse. Cuando esté suelto, ¿qué se hace?
Ja, no se espanten, son apuntes de novela. Un personaje enfrenta su vergüenza. ¿Se libera? Creo que le sigue el caos. La novela -qué vergüenza- no avanza en narrativa, va bordando ideas (lo que ya estaba escrito de años ha era espantoso). Y por ahí va.
13 comentarios:
ora, no estés quemando cartuchos.
ahora entonces ya una no se puede vender ni promocionar?
jaja...
la influenza tiene la culpa que no te vayas al cine
ja... pero si si.. escribe tu novela mi rufián y sigue escribiendo.. voy descubriendote cosas y si soy una sin verguenza
ah esta mac no tiene dieresis, ni acentos,, uff... qu emanera de justificarse te digo no tengo verguenza jaja sorry
No desespere Rufían, los cines abrirán y la novela fluirá, mientras tanto acá seguimos leyendo, algunos sin rastro de vergüenza.
"El mundo es un misterio insondable que escudriño cotidianamente. Con mi guitarra, mi pequeña libreta y cinco pesos en el bolsillo, contempo fascinado lo que ocurre; desvelo enigmas en las estrellas, el amanecer me sorprende haciéndome preguntas al lado de mi perro y mi taza de café" ¿Apoco Arjona tiene bló? no, no, el mundo no merece tener la erudición de ese hombre tan a la mano y de forma gratuita.
El tener una bitácora en línea es el acto más desvergonzado que el hombre ha hecho en tiempos modernos, sobre todo por el hecho de exponerse a plena desnudez (he visto fotos en blog en cuyo caso la palabra “desnudez” encaja en sentido literal) sin mayores remilgos. Si la porcina no me mata continuare comentando con la desfachatez que me brinda el tener un congalito allá por rumbos de Blogger. Saludos.
“Buenas Noches, Buena Suerte”
Yo estoy de acuerdo con Lear, no ande quemando pólvora en infiernitos o no le ande haciendo al García Márquez, que platica sus novelas y luego no las escribe.
rufián, es tiempo de releer éste:
http://usuarios.lycos.es/wemilere/reinaldoarenas.htm
aparte, odio decirlo pero estoy de acuerdo con lear.
besitos de hombre.
El blog es para ejercitar el hábito de la redacción, no para decir las cosas importantes. Aquí lo que uno viene a hacer es desarrollar una idea chiquita, ponerla más o menos clara y ver si consigue resonancia; cuando uno logra eso se va con su libreta al mar / al bar / a donde pueda, y esconde su golem hasta que consiga que barra bien o mal la sinagoga.
O, como le diría a mis alumnos: usted a lo que está.
mientras veo la pantalla no veo nada, mientras veo a la gente alrededor hablar no puedo escuchar lo que dicen porque en mi cabeza resuena el ruido que hizo este post...
es carne viva!
A ver ya, no estén jorobando. Yo no estoy de acuerdo conmigo, que el rufián haga lo que mejor le venga en gana, pues.
verguenza de mi edad y de lo poco que he logrado?
mmm eso no seria un blog seria mi cita con el psicologo no?
...'hablaban de Borges y mi cultura apenas llega a Memín Pinguín' Ya te descubrí! estás haciendo la vida novelada de Fox... ¿no?
Qué susto! Pensé que la influenza y la "virtual sobreexposición social" estaban acabando con tu nervios.
Yo si apoyo que nos compartas los apuntes.
¿Y este personaje después de enfrentar la vergüenza qué? ¿el caos? Quizás, o la resignación o la mentira, no sé...
Publicar un comentario