viernes, 17 de octubre de 2008

Radio Reloj: Cinco de la mañana



No me gusta esta canción por su sonsonete infantil; me gusta por algo más simple.
Apenas va iniciando, locutores de radios solitarias dan la hora:

Doce de la noche en La Habana Cuba
Once de la noche en San Salvador, El Salvador
Once de la noche en Managua, Nicaragua

Entonces imagino carreteras. Casas de paja y ladrillo entre maleza y caminos de terracería.
Dos amigos, o dos amantes, o dos desconocidos, bebiendo mate o cerveza o un café tibio mientras se les despereza la vida.
Charlas que explican todo al describir: qué calorcito, que ya cayó el fresco. Lo demás silencio. El locutor contando:

Doce un minuto

David contaba que ciertas noches se tumbaba sobre el cofre de su auto, fumaba despacio y pensaba angustiado en su vida. Ahora David tiene un consultorio dental y colecciona chucherías de Spiderman. ¿Le gustará su vida? Muchas veces quisiera decirle que su vida vale por las noches que se acostaba en el cofre de su auto.

Radio Reloj: Una de la mañana

También pienso en algún pueblo de la Pampa Argentina, compartiendo el mate con la mujer que amaba, harto de acariciar sus piernas, escuchando su admiración por tres canciones de Sui Generis. Cuando saliera el sol ella tendría que ir a su trabajo de cajera y yo debía acompañar al supermercado a su madre. Como la perspectiva era insoportable, le pedí que se casara conmigo para estar juntos toda la vida. No hubo quien nos explicara que toda la vida debía durar lo que faltaba de la noche.

Qué horas son mi corazón
Qué horas son mi corazón

Hubo un impresionante cuarto de hotel de Los Cabos donde me hospedaron para hacer un reportaje mamón. En la mesa del centro había un frutero con uvas, manzanas y una tremenda botella de vino. Tenía esperanzas en que ocurrieran cosas nuevas. Cuando todo estaba oscuro, me senté con una novela maltratada y la botella a mirar el Pacífico. En el balcón de al lado se asomó una mujer tan bella como triste. Envidió mi botella de vino pero no mi postura impenetrable. Regresó a su cuarto y la escuché gemir el resto de la noche.

Cuatro de la mañana
A la bim a la bam a la bim bom bao
A la bim a la bam a la bim bom bao

Otro hotel, más humilde, en Cartagena Colombia. Al otro lado de la calle, dos prostitutas que difícilmente serían mayores de edad. Menudas, mulatas, se golpeaban con sus bolsos y reían por algo muy tonto. Las ganas de bajar, negociar con ellas, abandonar el grupo de periodistas carroñeros de desayunos continentales y liarme a puños con su chulo. Una noche después bajé por arepas. Las putitas se reían porque yo las veía tímido. Un escuincle tres meses mayor que ellas intentó venderme un collar y llevarme a un burdel con hembras reales (más risas de las putitas). Yo tenía una novela a medias, viáticos reducidos, Colombia y Ecuador estaban al borde de la guerra. Me llegó el amanecer avergonzado por no seguirlos, bebiendo una cerveza del minibar que en el hotel me cobraron al triple.

Cuatro de la mañana

Y le he dicho a varias personas que ésa es una canción triste, y sólo uno o dos lo han compartido. Tengo pendiente amanecer con ellos, aletargando las cervezas. Un radio viejo sigue dando la hora.

No todo lo que es oro brilla
Radio Reloj: cinco de la mañana

17 comentarios:

Caperucita dijo...

Wooow, speechless, así me dejó señor Rufián... (cualquier otra cosa que diga puede ser considerado una tarugada)

Un abrazo!

Luna Nueva dijo...

Que lindoooo, la verdad es que me encantaria ver de esa manera mis pasajes nostalgicos y memorables, pero que va, de igual forma los disfruto y los siento, fue un placer leerte y decirte q nos vemos una gran bandota el jueves, una gran bandota asi que ve reservando mesa grande, ja ja ja un abrazo

Anónimo dijo...

no todo lo que es oro brilla... me suena a uno de eso refranes que tanto me gustan. siempre me ha parecido paradójico que la gente que más parece entender la vida es la que la vive con más sencillez, y los que nos complicamos en filosofías y marcos teóricos lo hacemos para sentir que sabemos algo, porque en realidad no comprendemos lo cotidiano, lo de a de veras
abrazo

Jhon Brando dijo...

Una canción, una novela, un poema, un debraye, todo eso es capaz de transportarnos a través del tiempo y las personas, las letras suelen conducirnos a lugares insospechados, desde una castrante junta con “colegas” (en realidad esas reunionés suelen ser solo luchas de ego disfrazadas de un ameno desayuno) en Sudamérica hasta un lujoso hotel en Los Cabos como a usted. Me gustaba más con el grupo “mano negra”. Saludos.

“BUENAS NOCHES, BUENA SUERTE”

Jo dijo...

siempre odie la canción pero siempre hay que tener otros puntos de vista y sin duda se descubre otro tono, otra sintonia y su sabor.

a la bim a la bam a la bim bom ba...

Ricardo Arce dijo...

y yo que llevaba tiempo preguntándome porque te auto llamabas "Rufián melancólico"


A mi me recordaba algo esa canción, pero no era alegría, pero no sabía que era. definitivamente algo era, ha dado usted en el clavo.

La Rumu dijo...

Qué buen post. Una canción hecha un mar de historias... algo similar me pasaba al escuchar a The cure.

Saludos ;-)

Lágrima Perpetúa dijo...

Muy buen post Rufián!
La verdad la canción nunca me habia gustado, pero me ayudaste a darle otro sabor.
Por fin te encontré lo melancólico.

Profana dijo...

Mi querido Rufián... gran, gran, gran post.

No todo lo que brilla es oro. Cierto, más cuando quizá en común lo que estas remembranzas tienen son las historias que se esconden y se entrelazan bajo la luz de la noche/madrugada.

Cubiertas de luz, son historias que de alguna manera se asoman discretamente, que hablan de tristeza, de intentos desesperados, de pena o de esperanza resignada. De no saber que hacer porque nos sentimos perdidos.

Como sea, aún aquello que no es precisamente lindo, lo ha hecho una cosa hermosa. Insisto, Gran post.

Rafael Merino Isunza dijo...

Íntimo e inexcusable, gracias por compartir este post.

Anónimo dijo...

me gusto mas con la entrada sin la rolita abrazos patron

Anónimo dijo...

por cierto patron cuando vienes a morelia saludos Job

Luna Nueva dijo...

ah mira ya pusiste la musiquita felicidadessssssss

Emilio dijo...

Rufián no quiero ser barbero, pero siempre das en el clavo: cuando hablas de las marchas, de las minifaldas, del vino o de las noches... que pinche envidia.
Saludos!

NTQVCA dijo...

La manera que tenemos de percibir las cosas, varian en extremo de unos a otros.
A pesar de como dice, el sonsontete infantil de esta canción, siempre al igual que lo menconas, me ha parecido triste.
Bien la manera de describirnosla.
Saludos

dèbora hadaza dijo...

no se porque no lo habìa leìdo pero creo que este es mi post favorito, y vaya si me han gustado otros. saludotes!!

Chore dijo...

¿mediste tu texto con la canción? o ¿mi ritmo de lectura es muy lento?

A mi me llevó a los largos viajes nocturnos en autobús, donde el chófer se chuta la estación de radió que se alcanza a oir, para tener una voz viva a su lado acompañándolo en su trabajo, y no una cantaleta grabada.

Saludos