miércoles, 8 de octubre de 2008

Espurio

Me pareció sensato que Calderón evitara las provocaciones de López Obrador y se mantuviera al margen de las reyertas postelectorales. Había un tono de prudencia y elegancia cuando no respondía a los exabruptos desesperados del otro. Ciertamente, la estrategia ayudó a que se estigmatizara más a López Obrador (ni modo, se ponía tan de a pechito), mientras la postura discreta de Felipito lo dotaba de una imagen bien templada.
Pero la sensatez se le ha vuelto un pelín arrogancia cuando ha evitado tratar los temas de la elección y su muy dudosa legitimidad como presidente. La gente que comulga con él se ha contagiado de esa arrogancia: contra la chafa estridencia de sus opositores, ellos se autoconciben como un monolito de respeto y formalidad. Los otros, los nacos, los inadecuados, los groseros, los excesivos, los ordinarios, se manifiestan en las calles de maneras escandalosas y siempre reprobables. Nosotros, los educados, los sensatos, los dignos, los bien formados, los elegantes, los prácticos, los que sí-queremos-al-país, evitamos desfiguros y transitamos por vía directa a lo productivo, lo competitivo, lo primermundista clase premier (Déjense de mamadas y pónganse a trabajar!!!!).
El cambio en el formato del informe de gobierno parecería participar de esta sensatez: evitar el circo y darle al acto la formalidad requerida. Al no asistir al Congreso y en vez de eso mandar su informe por escrito, Calderón neutralizó los ramalazos de sus adversarios y todo el gasto de energía y declaraciones previas al 1 ° de septiembre; los centradísimos y sobrios analistas políticos celebraron que terminara la escenificación del Día del Presidente y se optara por una rendición de cuentas práctica y eficiente. Como para que no se olvidara que supuestamente existe un presidente, el hombrecito saltaba a la hora que uno menos esperaba en la tele (como Chávez, pero en bien nacido), en medio del reality show, de la película, de la telenovela, para atestarnos convenientes cápsulas de todo lo que su administración ha realizado.
Lo curioso es que la insistencia por evitar el protagonismo (para eso tenemos al Peje), ha derivado en hieratismo. Si el contrincante es populista, excedido, estridente, Calderón se erige solemne, adecuado, rígido, formal. El aspecto de un gobernante eficiente. Más solemne en tanto más dudosa es su legitimidad. ¿Alguien recuerda al valiente secretario de Energía despedido porque se atrevió a destaparse como candidato antes de los tiempos electorales? ¿O al sorprendido y espontáneo precandidato que sin saber cómo le estaba dando la vuelta al precandidato oficial, Santiago Creel? Felipe Calderón está atrapado en la imagen de todos los que dudamos de su investidura. Los seguidores de Calderón también están atrapados en ese reducido margen de acción, porque se saben gobernantes y vencedores y dignos de desdeñar a los adversarios, pero también se saben altamente proclives de toda sospecha.
Lo más importante del grito de “espurio” de Andrés Gómez en Palacio Nacional, no fue el ejercicio de la libertad de expresión, ni la actualización (40 años y un día después) del alma del 68, ni el regalo político-mediático que le significó al perredismo, ni la “presentación en sociedad” de una generación que -dicen- será más crítica y combativa que los lamentables treintañeros y cuarentones hipotecados, que se hicieron adeptos de los buenos valores del panismo. Lo más importante fue arrancar la costrita, volver a evidenciar el error de origen, actualizar el estigma que el hierático Calderón siempre llevará consigo: es espurio, no porque lo haya dicho López Obrador o Andrés Gómez, sino porque él mismo se ha mostrado así al no cantar su triunfo, al no asentar su legitimidad, al no enfrentar a los adversarios dando la cara en un informe de gobierno, al no relajar su figura templada y declararse a sí mismo ganador de las elecciones, al permanecer con esa imagen de acartonamiento vergonzosa por la Silla prestada a la mala.
Hablando de coincidencias onomásticas: qué peligrosamente se está pareciendo a otro hierático de terribles recuerdos, paranoico, inseguro de su posición política, siempre sintiéndose amenazado por fuerzas externas perniciosas, como Gustavo Díaz Ordaz. El peligro será que esa inmovilidad termine endureciendo, y que llegue el momento en que Orden y Seguridad le sean sinónimos (a él y a quienes lo siguen) de Intolerancia, Represión y Ajusticiamiento.

PD: El buen Lear (que se le extraña, pues) siempre está desmarcado y aun así (o por eso) acierta: ayer me dijo que independientemente de su carga política, está bueno regresar/refrescar a la vida diaria una palabra tan linda como espurio, que hasta antes de estos tiempos había quedado un tanto empolvada en el diccionario. De ahí intentamos inventarnos algún post de palabras que los políticos reutilizan o inventan (chachalaca, globalifóbicos, sospechosismo, solidaridad), pero eso ya es una investigada para después. Me voy a comer.

11 comentarios:

Débora Hadaza dijo...

si, yo creo q es espurio, si me cae gordo, si me da desconfiaza

Luna Nueva dijo...

Bajo riesgo de recibir jitomatazos, y serias criticas, cuando leía " él mismo se ha mostrado así al no cantar su triunfo, al no asentar su legitimidad, al no enfrentar a los adversarios...", me remití a cosas demasiado sencillas y hsta prdinaria venidas de esta su ciudadana común; Cantar su triunfo???, tiene la banda presidencial, vive en los pinos, lo obvio no se juzga, la lgitimidad se la da el puesto que tien, y todo lo anteriormente dicho, enfrentarse a los adversarios, es demasiado desgastarse en oídos sordos, por que perdon si no estan deacuerdo pero los adversarios no son tan merecedores de una frenta mas cuando esta no llevara a ninguna conclusión que pueda dejar tranquilos a ambos, su arrogancia y petulismo les hace cerrar los ojos y encasillarse en sus ideas, sus radicales ideas, soy un ciudadano común que vive exactamente como muchos de los lectores, con un trabajo y las ganas de salir adelante, pero a veces mi sentido comun ordinario me hace pensar que no hay para donde voltear y ver como "la opción", los contrincantes, los de derecha , los de izquierda, tooodo es la misma mierda, pero aun asi hay que enfrentar nuestra situacion de la manera en que nuestros ideales y condiciones nos toca, respeto las ideas de los demas, pero que el representante de esta ciudad (D.F.) y el "presidente Legítimo" feliciten a un chico enfrento al presidente ( y que por cierto ni siquiera vive, ni estudia en nuestro país), no es tampoco muy respetable.

Definitivo, tooodo es la misma basura y ni panistas, priístas, ni mucho menos los dos bandos perredistas son la opcíon.

Rafael Merino Isunza dijo...

Ahora recuerdo una película de los hermanos Coen: “El hombre que nunca estuvo”. Es el retrato de un individuo gris, anodino, insatisfecho, invisible, sin atribuciones, sin remordimientos, de silencios sospechosos y miradas herméticas que hablan de su apatía vital. Inmerso en la ansiedad, la ambigüedad moral, la ambición y la paranoia, observa un mundo derrumbado donde él mismo no encuentra su lugar y sólo puede generar un ambiente turbio y de atmósfera densa para ser sobajado. La traición, la codicia, la mentira y el dinero son elementos que llevados por él, se convierten en una cascada a la fatalidad. Este hombre ostenta distintos membretes que no ejerce, como el de “marido” al igual que el de Presidente de México… perdón, ¿de quién estaba hablando?

Rafael Merino Isunza dijo...

Recuerdo también una pinta histórica de la época en que Pascual Ortiz Rubio fue presidente (este vivía en el castillo de Chapultepec y Plutarco Elías Calles en la colonia de a lado: la Anzures) y que decía así: "Aquí vive el Presidente, pero el que manda vive enfrente".

Unknown dijo...

Justo pensaba que el problema de Felipe Calderón es que no es un presidente legítimo por el fraude o no en las urnas o la manipulación de los medios, a fin de cuentas eso no lo hace más ilegítimo que a algunos presidentes priístas.

Lo que yo percibo es un sentimiento de descontento derivado de que la izquierda ridiculizada por sus propios líderes ha dejado de ser una opción, y el PAN no ha terminado de entender que si ha obtenido triunfos en las urnas es porque son lo "peor-es-nada", la menos abominable de las opciones y no hacen nada para evitarlo y tratar de legitimarze siendo un gobierno que realmente cambie la situación del país. De modo que en efecto, su "legitimidad" de por sí poca, se va destiñendo en el imaginario público teniendo como consecuencia no una generación más crítica, sino más desencantada y agria.

Anónimo dijo...

Ambos son ilegítimos, a ambos los desconoce una mitad del país. Para mí el espurio es el panista, con banda y todo, pero hay que reconocer que López Obrador también se ha desdibujado. No ando inspirada hoy, pero siempre es importante llamar al pan, pan, al vino, vino, al ladrón, ladrón, al espurio, espurio y... ¿a Paz cómo le habíamos dicho?
Besos

Chore dijo...

Hablando de legitimaciones y estupideces...
lo que es muy obvio es que la oposición, en su lucha de poder, dieron las nalgas a Calderón, ya que en su insistente lucha por terminar con las viejas tradiciones autoritaristas del Dia del Presidente no solo lograron sacarlo de la tribuna (lo que el presiso ahora quería), sino que acabaron con el más importante espacio de expresión del país... se acabó con un Fox con Orejas de Burro y un Carden9sta (No recuerdo su nombre) con máscara de Puerco en pleno informe presidencial, pancartas con exigencias y preguntas que les queremos hacer al gobierno, dejaron de hacernos sentir que a ellos le importábamos... ahora se siente que en las cámaras solo representan a sus partidos... ¿y el pueblo?

Sería exigible no un discurso, ni una entrega de un librito... lo que queremos es un debate entre nuestros supuestos representantes con el Presidente

Lata dijo...

Mmm...
¿La neta? El tema está un poco cansado. Yo creo que ahí la culpa fue del IFE por no haber repetido las elecciones. Como AMLO enloqueció, muchos de los que votaron por él seguro hubieran cambiado el voto (me lo han dicho muuuuuchas personas). Yo no puedo opinar, porque no alcancé boleta y no voté.

Anónimo dijo...

Me acuerdo de un capítulo de los simpsons cuando Homero salva la planta nuclear mediante el tin marín. Al cabo se descubre su fraude y su nombre queda registrado en el diccionario: "hace un Homero". Recuerdo también algún pasaje de Cien años de soledad cuando la gente comienza a olvidar el nombre de las cosas y entonces deben etiquetar todo; después, comienzan a olvidar los significados y toda palabra pierde la capacidad de denotar o connotar nada. A mí se me hace que esto de "espurio" está a mitad de camino entre los dos extremos...

En fin, yo tampoco entiendo nada de lo que escribí.

Anónimo dijo...

Hay que empezar los cambios. En lugar de nombrarlo espurio, nombrémoslo sicofanta.

Anónimo dijo...

Sancho Panza opina:
Más allá de la anécdota que significó el poder gritarle "espurio" en su cara a quien se considera presidente apoyado por una determinación jurídica, más no legítima, coincido con Rufián Melancólico, está el logro de refrescar la memoria a todos: a los decentes bien portados, elegantes, sobrios, que "gobiernan" (sí, entre comillas porque en realidad no se nota mucho control), como a los indecentes y grotescos cara de mal nacidos de los lopezobradoristas (ya ni siquiera los perredistas, porque hay un selecto grupo de estos que ya se volvieron gente decente) que se atreven a interrumpir el tráfico en pleno reforma para defender cualquier nimiedad como lo que consideran su triunfo electoral o la riqueza petrolera, recordarnos a todos, decía, que hubo un proceso electoral que estuvo a punto de enfrascarnos en una guerra civil, pero más que nada, que cuando se trata del poder no importa la manera, el caso es tenerlo para poder seguir haciendo un pequeño patrimonio que asegure la pervivencia de dos o tres generaciones en condiciones favorables: ahí están todos los apellidos ilustres de este país, desde los antiguos y rancios Limantour, los Madero (aunque traicionen los principios del abuelo), los Creel, Reyes Heroles, Silva-Herzog, hasta los nuevos ricos producto del revolucionarismo tricolor como los Alemán, Azcárraga, Garza Sada, no tan ilustre Hernández (Roberto), pero sí de pesos, amigo de escuela del ranchero Vicente, Salinas (los del hermano incómodo y los eléktricos), los Harp-Helú, y por supuesto, el mítico Rey Midas, Slim, gracias al cual tenemos teléfonos e Internet para no aislarnos del mundo (o sea ¿no?), todos ellos, gente bien por supuesto, apoyando al pobre que ya pasó a la historia con el estigma de no ser legítimo, sino espurio, digo, porque aunque lo omitan de los oficiales informes, le memoria colectiva se encargará de transmitirlo de generación en generación, como pasó con Salinas y Cuuhtémoc Cárdenas... no hay vuelta de hoja, nadie lo va a olvidar por más que hagan y lo arropen con la difusión de cientos de miles de spots cantando glorias y triunfos, que resultan pírricos ante la magnitud de una palabra: espurio....