domingo, 22 de junio de 2008

Crónica de un post que no escribiré sobre The Happening, la última peli de M. Night Shyamalan

Por necio y por contreras, hubiera querido redactar un post que intentara defender y reinterpretar la ¿fallida? última entrega de M. Night Shyamalan, The Happening (que acá le pusieron el excesivo título de El final de los tiempos). Pero como diría el suspirante al postgrado, o el mecánico del pueblito: "me faltan herramientas". Tons, acá dejo la lista de intuiciones que desarrollaría con una beca sustanciosa y una dama alta y delgada que, con ligueros y voz melosa (¿todo bien darling?), cada hora y media me rellenara la taza de café. Ahí va:

  • Esto no es intuición, es fastidio: que se le dé a Shyamalan el membrete del "nuevo amo del suspenso". Primero, porque de inmediato obliga a compararlo con Hitchcock, lo que es injusto para ambos. Segundo, porque el suspenso no es un género ni un tema. Es un recurso narrativo que consiste en retrasar el avance de las acciones para generar un ambiente tenso en los personajes involucrados en la historia. Pero hay suspenso en el western, es obligado en cualquier thriller que se respete y hasta a un caramelito chick flick le queda de lo más bien. Si a Hitchcock se le llamó el "maestro del suspenso" fue porque a sus temas (sin elaborar demasiado: el pecado, la culpa, la débil frontera entre lo moral e inmoral ) le funcionaba el recurso para darle más peso a los dilemas de sus personajes, además de que le permitían jugar con el espectador. Shyamalan coincide en este reto de manipular al público valiéndose de falsas expectativas, creando giros de tuercas y obligando a dobles lecturas de un mismo argumento. Pero los temas de Shyamalan son ajenos al mundo Hitchcock. Luego entonces, ¿por dónde va él?
  • Intuición uno: el inmigrante asimilado. La ascendencia hindú del director opera fuertemente en su obra. Y aquí valdría un matiz: aunque nació en la India, él vive desde los seis años en Estados Unidos y está asimilado por completo la cultura norteamericana. No es como un inmigrante adulto que llega al Gabacho con una conciencia explícita de señalar las diferencias entre su minoría y el Imperio (como si lo hará Mira Nair en The Namesake). En la obra de Shyamalan difícilmente se verá una historia de hindúes tratando de "hacer la América" (ya cumplió el requisito en su opera prima, Praying with Anger, de ahí para el real se moverá más en territorios wasp, como un anglosajón más). Pero aun cuando rechazara las estampitas folclóricas, alguna vertiente de sus orígenes tendría que permearse en su propuesta. En una entrevista habla de esta condición de asimilado que a la vez percibe su diferencia con la cultura que lo cobija: "Si hubiera encajado, si hubiese vivido en la India en donde todos los demás son como yo (...) hubiese encajado fácilmente y no habría pasado tanto tiempo buscando y escuchando como lo hice. Quizás no estaría preocupado con la ilusión del sistema porque el sistema estaría trabajando para mí. (...) Hubiese terminado siendo tan feliz que tan solo me conformaría con quedarme allá e ir con la corriente." De aquí se desprenden dos elementos: lo que se mira (la sociedad norteamericana) es un elemento extraño y siempre obligado a redefinirse por parte del director. Lo segundo: la mirada también está influida por el origen, y aquí me meto en camisa de once varos por la
  • Intuición dos. ¿Y si la onda shyamalana fuera new age? Que de nuevo, ¿pa' qué meterme con cosas que no conozco, como el panteísmo? Me quedo con las explicaciones más superficiales, las de la obvia wikipedia: "El panteísmo (...) es la creencia de que cada criatura es un aspecto o una manifestación de Dios, que (...) desempeña a la vez los innumerables papeles de humanos, animales, plantas, estrellas y fuerzas de la naturaleza." Y aquí presiento a los filósofos listos para cenarme trozo por trozo y demostrarme con quince citas adversas mi simplicidad. Pero sigo de simplón: los muertos de El sexto sentido, los círculos de trigo de Señales, la sirena de La dama en el agua y hasta los monstruos tramposones de La aldea sugieren una fuerte relación entre mundos mágicos, pero más importante, ligados a la naturaleza, como lo pediría alguna de las doctrinas hinduistas o brahamánicas de las que provendría el director. De ahí que se suela hablar de Shyamalan, también, como un director que alude a lo espiritual. Y desde ahí vuelve a deslindarse de los temas de Hitchcock, más mundanos, y lo acercan a los temas (más desafortunados) del new age. O pa' ser ojete: menos Vértigo y más ¿Y tú qué bleep sabes? Pero antes de encarnizarme con esta burla, vale marcar la
  • Intuición tres: el trascendentalismo gringo, una corriente filosófica y literaria de inicios del siglo XIX en Estados Unidos, que se cultivó sobre todo en Nueva Inglaterra, muy cerca de Boston, pero que influyó en todo el Este del país (y santas casualidades Batman, Shyamalan se crió en Filadelfia; también por la región). Describiéndola sin tantos enredijo, propone que el espíritu de cada individuo es reflejo del espíritu del mundo, y este espíritu puede encontrarse en la observación atenta de la Naturaleza. Los trascendentalistas más reconocidos son Ralph Waldo Emerson y Henry David Thoreau, a quienes también se les reconoce como muy primitivos promotores de eso que ahora llamaríamos movimientos ecologistas. Del segundo, ha destacado su vida como ermitaño en el bosque, experiencia de la que surgió su poema más famoso, Walden. La comunidad trascendentalista, que rechazó los embates del progreso y prefirió asumir una vida cercana a la Naturaleza, bien podría semejar a la comunidad de La aldea, al sacerdote desertor de Señales o a la anciana con la que topan al final del camino los personajes de The Happening.
Ahora sí se puede armar el rompecabezas completo: el hindú asimilado a la cultura gringa, formado en la Costa Este, necesita crear unos Estados Unidos a imagen y semejanza de su propia combinatoria; logra atisbarlos en los bosques panteístas, que lo mismo aluden a su propia religión, que a la tradición filosófica y literaria de la región donde creció (a la que también debe agregarse a H. P. Lovecraft, ahí nomás pa' conceder lo terrorífico del cine del gringo-hindú). Desde esta perspectiva, ¿no es más metafísica que apocalíptica, la toxina villana de The Happening? Y la peregrinación de los personajes, que van de las ciudades hasta lo más profundo de los bosques, ¿no estará más cerca de Walden que de la ciencia ficción B? ¿Y esto no justificaría más la desangelada resolución de la peli, cuando Elliot (Mark Whalberg) y Alma (Zooey Deschanel) se redescubren como pareja y gratuitamente desaparece la famosa toxina mortal?
Pero entonces viene el principal motivo para no escribir un post que defendiera esta peli: aceptar que todo esto que podría atisbarse en The Happening no se logra por una construcción débil de personajes, con motivaciones absurdas (Alma se cree adúltera porque tomó una malteada con su seudo intento de sancho: hacedme el fabrón cavor!!!!) y una falta de argumentos en los personajes que debieron enarbolar la tesis de la peli, los interpretados por John Leguizamo y Betty Bucley (la anciana ermitaña de casi el final).
La sensación final: Shyamalan no se atrevió al exceso espirituoso, quizá por el riesgo de volverse new age, pero tampoco le dio a los espectadores (manualito bajo el brazo) la peli de giros de tuercas y sorpresas que esperaban. Shyamalan prefirió naufragar en sutilezas, que asumir uno de los dos riesgos. Y es que no hubiera estado mal caer en cualquiera de los dos excesos. El error fue la tibieza de no haberse inclinado por uno u otro.

8 comentarios:

Lilián dijo...

Uf. La reseña más profunda respecto a una película que no requería la mínima profundidad.

Yo la fui a ver por puro morbo. No había visto ni los cortos, pero ya se me hizo costumbre ver las de Shyamalan en cine -menos la Dama sirena del Lago, o como se llame, que ni siquiera vi en devedé.

Vamos: empezó ligeramente bien. Gente que se suicida. Tienes ahí un comienzo dos tres bien (aunque la explicación, de tan vaga, fue estúpida. Además, sí, tener vetado tu instinto de conservación no significa que te vas a hacer daño voluntariamente. El mecanismo de defensa a la inversa nomás significa que si estás en una posición horriblemente incómoda, como tu sentido del dolor está atrofiado, vas a permanecer así horas bajo riesgo de padecer tortícolis aguda).

TODO mundo critica las actuaciones de Wahlberg y Deschanel, pero imagino -ESPERO- que hay una razón más profunda. Algún fanboy idiota en IMDB los defiende con el argumento de que es una actuación maestra en dos adultos que se comportan como niños idiotas y sólo al final, después de la tragedia, se redescubren el uno al otro.

0_o

Pero, por favor, de la gente muerta a los extraterrestres... a LAS PLANTAS. Alá mío. Ya perdimos a Shyamalan. Hace mucho.

Rax dijo...

Saludines.
Yo perdí la confianza en ese señor hace como mil películas. Me gustó mucho El Sexto Sentido (pese a que por la mitad uno intuye lo que va a ocurrir) y de ahí, para abajo.
Me da la impresión de que el tipo empieza con punch y luego le da hueva, así que termina como puede, con las patas, pues.
En "El irrompible", mucha chafeza en el argumento. En "Señales", brincos y brincos temáticos, gratuidades, tramas inconclusas y moralina pseudo-religiosa. (Sólo valen la pena tres cosas: el diseño de audio -especialmente cuando el et anda arriba de la casa-, la vista del alien en el video casero estilo tecaché y la escena de los sombreros de aluminio.
"La aldea" es asquerosa de tan tramposa. El inicio es una mentada de madre: ¿quieren irse a vivir como cuáqueros? ok. ¿necesitan cambiar las fechas de su calendario? nooo. Eso es nomás pa despistar al espectador, de forma ruin y, para colmo, predecible (hace tanto énfasis en ello, que...)
¿No será que Shyamalan es un excelente director/guionista de cortometraje atrapado en el cuerpo de uno de largo?
(Ah, pero me identifico con Lilián: el morbo me llevará a ver la peli, incluso tras leer esta no-reseña. Ganas de sufrir, me temo).

PD. ¿Vamos el jueves a lo del auditorio?

Lata dijo...

Qué flojera, pero qué flojera. Yo renuncié a ver este tipo de cintas desde... ID... creo. Guácala, lo siento.

Esperaré a que salga la de 2012 sólo para saber qué va a pasar con el mundo cuando yo sobreviva.

Ñaca ñaca.

Anónimo dijo...

y ahora nos ataca el pasto asesino!!!

La neta este bodrio es comparable a cualquier otro del genero de "cosa extraña que ataca el pueblito gringo". Y la mera neta yo me quedo con la de los tomates asesinos vean esto:
http://www.youtube.com/watch?v=ebfLWAB8bY4

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=ebfLWAB8bY4

Rax dijo...

¡Ganaste un premio! (O una cadena, o un meme). Puedes verlo aquí (si es que aún recuerdo como poner enlaces. Si no, simplemente echa un ojo en mi blog ;)

Anónimo dijo...

Jajaja, el comentario del anònimo rifa. ¿Ha notado, rufiàn, su vocación por construir edificios perfectos en terrenos de cimientos movedizos? ¿De dònde le vendrá a usted la vocación santateresiana? Las intuiciones llevan buen camino en tanto estàn bien argumentadas, es cierto que quizà el público encasille a este hombre en el cajón que no le corresponda. La pelìcula no me gustó nada: es muy débil. No sé si Shyamalan no se preocupe por pasar a los amigos la lectura de sus guiones, pero hubo fallos severos en cuanto construcción de personajes, por ejemplo, o en cuanto al clímax, inexsitente en la película. Los sutil se le convirtió en apuro, no modo, a ver con què regresa.

La Rumu dijo...

Guau, ese sí que todo un debraye mi estimado Rufián. Armaste todo un rompecabezas que de verdad no se me hubiera ocurrido, ya ves que yo llegué a la cimplona conclusión de que el director tuvo un derrame cerebral, jajaja.
Y me recordaste un detalle espantoso, lo de la infidelidad, esa fue otra de las jaladas de la peli y cuando Mark Wahlberg a u vez le dice que vió a la empleada de una farmacia... y la esposa con esos ojos que me recuerdan a mi gato cuando lo drogaron para operarlo...

Saludos!