Entre los mensajes colectivos del jaifaiv encuentro un llamado para participar en una "campaña contra el hostigamiento en comunidades zapatistas". Seguía una explicación idéntica a la de cualquier cadena izquierdosa de este tipo ("los abajo firmantes manifestamos nuestro rechazo..") y concluía con los lemas pertinentes ("¡Exigimos respeto a la autonomía de los pueblos indígenas! ¡Rompamos el cerco informativo y detengamos el avance del ejército en las comunidades zapatistas!"). Después había que firmar y mandárselo a quinientas personas comprometidas más. El mensaje no significaría más si no me llamara la atención su título: "Vivamos el Ya Basta!!!"
Es decir, en el cúmulo de las experiencias excitantes a vivir (Vivamos los Eightie's Experience, Vivamos la Aventura Colonial Guanajuatense, Vivamos la Moda Swinger, Vivamos el Sabor Pepsi Retro), se agrega la invitación a vivir la experiencia de la indignación y la concientización por los abusos del gobierno contra las comunidades indígenas. Protestar, increpar, movilizar, ha llegado al mismo nivel de entretenimiento que bailar, turistear, comprar IPhones o hacer cola para ver el último Batman.
El sentido común haría pensar que indignarse o protestar contra alguna acción del gobierno sería una actividad triste e indeseable, pero obligada ante el odioso contexto político. Pero ahora resulta que puede verse como una rica experiencia de vida, un hobbie o actividad lúdica que (imagino la apología terapéutica) te hace contemporáneo a los problemas del mundo, regodea tu compromiso con lo que sea e higieniza tu conciencia tan fácilmente corruptible por tanto comercial y teletones alrededor.
Obviamente esto no es nuevo, ya se sabe del turismo político que se hacía en San Cristóbal de las Casas en los noventa, o el que ahora se realiza en cualquier lugar del mundo donde haya una reunión político-empresarial de altísimo nivel (Seattle, Davos, Cancún, más las que se acumulen el siguiente trimestre).Es la fantasía erótica revolucionaria, "cuando hago la revolución me dan ganas de hacer el amor", dicen que decían en el 68 checoslovaco o francés o mexicano; lo excitante de la cogedera en un colchón pulguiento, rodeados de fotos del Che y libros de Marx y cómics de Los Agachados; la creación de líricas amorosas alrededor de escolásticas dialécticas: "mas le gusta la canción que comprometa su pensar..."
Estas mitologías de hace treinta o cuarenta años persisten, fingiendo la misma modernidad que la canción "Creep" de Radiohead (no insistan, ¡ya no es moderna!). Cierto que ha evolucionado, de la izquierda dogmática-proletaria, a los activismos proderechos humanos, ecológicos o de libre expresión. Lo curioso es que evidenciarlo equivale a exhibirse como un monstruo reaccionario neoliberal monopolista eclesiástico. Satirizar el compromiso es como negar el pensamiento libre y desinteresado, haberse vendido al pan Bimbo y a las bobadas de Galilea Montijo (aunque por tus piernas, mi Galis, yo me vendo a lo que quieras). Que bueno, siempre hay activistas menos radicales, quienes aceptan que en efecto, muchos de estos turistas izquierdosos en realidad van a echar la chacota en vez de trabajar para las comunidades, y acto seguido te demuestran que ellos sí tienen requeteharto compromiso porque pasaron tres meses tejiendo petates con los huicholes o se inventaron unos libros artesanales cosidos a mano bien bonitos, que ahora venden los tianguistas de Coyoacán y el centro de Tlalpan. Por demás está decir que estos activistas en serio son los más terribles, pues la seguridad de su convicción los hace más robesperrianos ante los bufones que como por default le tiramos un poco de mala leche a todo (y los izquierdosos tan fácil se ponen tan de a pechito...)
Me ha tocado ver amigos izquierdosos que calendarizan marchas como si fueran conciertos o bodas. Se viene la de los oaxaqueños, en dos semanas la del orgullo gay, no olvidemos la del derecho al aborto o la protesta contra la invasión a Irak. No discuto la pertinencia de estos apoyos o protestas; se me complica no esbozar la sonrisa ante lo programático del itinerario. Porque de la obsesión de participar en estas actividades se desprende algo más importante que la conciencia política: es un "estilo de vida" en el que el contenido de la protesta importa menos que la facultad de rebelarse, "tomar la calle", expresarse libremente ante gobernantes que ni siquiera están en las sedes de las protestas, sino comiendo gastronomía mexicana de fusión en el congal de Martha Ortiz (ah, todos mis platillos tienen historias!!!).
Aunque por otro lado, siempre queda el desconsolado argumento: si no se protesta, si no se toma la calle, ¿entonces qué se hace? Tampoco es de lo más satisfactorio pensar en un país de terciopelo y conforme, en el que Mouriño firma libremente contratos legales (no importa que no éticos) y el burócrata ese que chambea de presidente sale en fotos con Elba Esther Gordillo cuando ésta le da chance.
La mitad escéptica de mi cerebro borra con fastidio el "Vivamos el Ya Basta" del jaifaiv. La mitad (por suerte) aún ilusa y aérea se pregunta si no habrá otras formas, nuevas, efectivas, de participar de lo izquierdoso sin que eso signifique ser un protestón profesional y sin un sentido (de tan resentido). Por suerte, las dos mitades se concilian al hacer la búsqueda en el jai de unas rumanas impresionantes, de minifaldas casuales y sonrisas informales, que te miran directamente, y al menos desde esa mirada aseguran que quieren ser tus amigas. Vivamos el Jalou Baby, pues. Y ahí, sí, a darle a aceptar.
PD1: releo y me sorprende ver que de alguna manera estoy suscribiendo los argumentos aciditos del libro Rebelarse vende, de Joseph Heath y Andrew Potter, que me recomendó Lilián , quien a su vez lo tomó de Paxton, y que me prometí leer con mucha ceja levantada (no quiero acabar de tragarme esto de que la contracultura solamente es un negocio que legitima el "capitalismo consumista"). Pero encuentro, por ejemplo, en el libro: "La contracultura considera la diversión como el acto transgresor por excelencia. El hedonismo se transforma en una doctrina revolucionaria". Y quiero seguir con la ceja levantada, pero ya no puedo hacerlo tanto. Igual, apenas empiezo el libro, conforme lo avance iré encontrando unos hermosos y resplandecientes sofismas para rebatirlo y que no me incomode tanto.
PD2: El coso éste va dedicado a la Rax que me estuvo chinga-jode que ya subiera algo y este post era el único que ya tenía medio armado pero no acababa de convencerme; tons, si hubiera algún acierto, que se le deba a la insistencia de Rax; la putacera que vaya toda contra mí.
PD3: De verdad están preciosas las rumanas.
martes, 22 de julio de 2008
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12 comentarios:
Primero, gracias por la dedicatoria. Chingajoder es mi oficio y lo ejerzo con gusto cuando cada que entro a un blog que me gusta sigue atorado en la nota de hace mucho ;)
Segundo, yo no sé por qué hay tanta gente "comprometida" que pierde el sentido del humor. Una vez casi me mata una amiga feminista por un chistorete... digo yo: ¿si no podemos reír de lo que nos lastima, qué nos queda?
Tercero,hmmmm.... no, no hay tercero :)
Gracias a Rax, es un gran post.
Rufián.
Veo que no se te da mucho contestar los comentarios. Es la ventaja que nos da el internet, escoger con quién se dialoga y con quien no...Eso, sin embargo, no tiene nada que ver con el que me puedan gustar tus entradas, como es el caso.
Pienso que la protesta ha sido apropiada por la industria cultural, es - como dices - un estilo de vida que se elige y al que se tiene acceso a través del consumo de ciertos objetos: libros, playeras, música e ideas.
La protesta, finalmente, tiene su sitio en la vida cotidiana de quien la "vive", antes de la peda, del cine, del ligue, la cena familiar o la ida al teatro.
Lo más criticable, me parece, es la poca imaginación social y política que se despliega, la incapacidad que se despliega para concebir formas sociales, políticas o económicas diversas; si se viera al menos el intento.
En mucho, por lo mismo, la actitud de protesta, sin una imagen de futuro propuesta, acaba por transformar los movimientos de izquierda en movimientos reaccionarios y conservadores (conservar el petróleo, los usos y costumbres, etc.)
En fin. No me extiendo aunque lo ameritaría.
Saludos
Efectivamente, protestar parece haberse puesto de moda, basta con ver a los famosos “acarreados” que un domingo sin nada mejor que hacer acuden a manifestaciones solo con la intención de agarrar el mayor número posible de playeritas, gorras, banderitas y la infaltable torta con refresco sin importar prestar la menor atención al seguramente largo, aburrido y amañado discurso que el tío simpático con el micrófono lee al frente, incluso nunca faltan los que ya se saben de memoria las jocosas consignas de dos o tres movimientos.
Para algunos ya es como ir al antro o el bar de moda, se emperifollan y visten sus mejores galas seguramente estampadas con alguna fotografía de Ernesto Guevara o Zapata, se me hace irónico como esas empresas de ropa imperialistas toman para comercializar sus productos a los iconos revolucionarios que precisamente estaban en contraposición a todas sus doctrinas de capitalismo salvaje.
En la actualidad los actos contestatarios de izquierda han venido a menos, ahora cualquier payaso se adjudica títulos y se dice encabezar “movimientos” que sinceramente son de risa, está demostrado históricamente que los cambios de raíz del status quo no se hacen con poesía o kilométricas cuartillas con redacción brillante.
Hablando de inconformidades absurdas y ridículas; hace unos días me llegó un correo electrónico invitándome a sumarme a un bodrio llamado “Dile Nel pastel a Telcel”, en términos generales se trata de un grupo de descerebrados interesados en “presionar” a dicho monstruo de medios para que baje los costos del tan codiciado “iPhone”, no pude evitar imaginarme a Don Slim seguramente muy preocupado por esas quejas tan profundas y trascendentales para la humanidad (nótese el jodido sarcasmo), pero como dijera aquel comercial “esa, es otra historia”. Saludos.
“BUENAS NOCHES, BUENA SUERTE”
P.D. Ya que ahora se considera “chic”,“fashion” y “trendy” indignarse por fruslerías, estoy pensando en organizar alguna revuelta para que esas rumanas sean traídas en calidad de urgente ante mi presencia.
siempre resulta interesante leerte, mucho, aun la jaladota esa del regueton, pero bueno...
estoy de acuerdo las dos mitades tuyas, aunque no me gustan las rumanas ni ninguna mujer a la hora el desempate. A veces dan ganas de vivir el ya basta pero en serio, no como una pose, pero es tan fàcil caer en la pose que diablos como no hacerlo, a menos que arquees la ceja otra vez y cuestiones todo, o dejes de cuestionarte por completo. Que se hace? En cualquiera de los polos uno se siente manipulado, un borrego rojo, azul, rosa, y ademas...
me hiciste recordar a Oliveira cuando (como se llama el gringuito del club de la serpiente?)lo quiere meter a repartir folletos por la argelia libre, y entonces debraya en que hacerlo seria solo para sentirse util, para creerse bueno, con conciencia, para comprarse, y entones decide por la no acciòn, por no repartir afiches, por no abrazar a la maga, por no acompañar a mas berthè trepat, y al hacerlo es tan honesto y tan desgraciadamente humano, que al final eso no es tambièn hedonismo? no participar en nada y darselas de critico o "honesto" no es tambièn gratificante?
Me gustó... No: ME ENCANTÓ la frase "leer (tal) con la ceja levantada". Con esa pequeña imagen mental te ahorras el recurso aburrido de decir: lo leeré con cierto escepticismo.
Pero, por favor, no lo hagas. Sí, son ácidos. Sí, son sarcásticos. Sí, tiran mala leche a diestra y siniestra... PERO CON QUÉ ARGUMENTOS. Ahí están todos los hijos de la escuela de Frankfurt, todos los teóricos "contraculturales" desde Rosseau hasta Marcuse, y lo que me encanta: disecciona El Malestar en la Cultura de Freud, que es mi texto favorito del pendejín simpático del cáncer en la quijada.
Yo no lo estoy leyendo con ceja levantada. Me estoy riendo como nunca y de alguna forma me siento sumamente complacida por tener la facultad de rebatir con argumentos mi odio encarnado contra los jipitecas y derivados, y no sólo con la intuición que te brinda convivir con alumnetes de una Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
Pero es cierto: lo único que defienden estas contraculturas es su derecho a divertirse. No el derecho de los obreros, ni de las clases oprimidas. Déjennos roquear y fuera de aquí. Segundo: me encanta la parte donde asegura que estos "rebeldes" pretenden darle un golpe limpio al Sistema mediante sus mafufas obras de arte, creyendo que son muy subversivos con una obra de teatro donde los actores cargan velas y hablan al mismo tiempo. En realidad son eso: zoquetes que eluden las responsabilidades de un trabajo formal y las más básicas normas de convivencia social.
Ahora: ¿no es cierto que mi argumento anterior sonó asquerosamente conservador? Es la magia de las falacias encumbradas por la contracultura en los últimos años. Uf. Nos hace falta charlar de esto ampliamente.
Por último: cuéntame dónde encontraste el librooooo.
Todo discurso acaba por ser parodia de sí mismo.
Hasta éste.
hilaría más, pero estoy cansado.
orita mesmo voy a arquirir el librín...la línea entre la protesta justa y el bailongo de 100 pelmazos parando el tráfico, es por desgracia delgadísima, y cuando las fronteras se diluyen, las cosas se complican...el problema radica en también en la asepsia que alguno grupos intelectuales guardan con respecto a lo político.
un saludo
Ahí vas de nuevo de incendiario, pateando buenas conciencias de izquierda y descreyendo de las morales impolutas de derecha, ¡qué gente…! Sólo queda tirarnos al hedonismo como política de compromiso social y personal, esto lo escribo con la ceja levantada…
Se oye fabuloso. Tengo una visión: "Si te gustan los deportes extremos, este es tu portal. Salto bungee, deportes en la nieve, deporte aventura, indigación de las comunidades indígenas, windsurf, skate, pobreza extrema, surf, buce, ajuste de cuentas"
Y cobramos en euros y ya está!!
p.d. 1 te añadi a mi blog a si te molesta me avisas, bye
p.d.2 el gringuito del club de la serpiente se llama Ronald!!
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